El prestigioso abogado uruguayo Eduardo Couture (1904/1956) fue –entre otros cargos– profesor de procesal civil en la Universidad de la República Oriental del Uruguay, decano de su facultad y presidente del Colegio de Abogados de Montevideo; además de un notable orador y autor de numerosos libros, entre los que destaca el titulado Los mandamientos del abogado; una pequeña gran obra –de apenas 60 páginas– que tuvo su origen en el discurso que dio Couture cuando recibió el titulo de socio honorario del Colegio de Abogados de Buenos Aires; de allí surgió este volumen sobre la ética profesional donde el jurista reunió, en 1949, el decálogo de la abogacía, recordando que el abogado está hecho para el derecho y no el derecho para el abogado. Estos son sus mandamientos:
1°.- Estudia: El derecho se trasforma constantemente. Si no sigues sus pasos, serás cada día un poco menos abogado.
2°.- Piensa: El derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
3°.- Trabaja: La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.
4°.- Lucha: Tu deber es luchar por el derecho; pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.
5°.- Sé leal: Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices; y que, en cuanto al derecho, alguna que otra vez, debe confiar en el que tú le invocas.
6°.- Tolera: Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
7°.- Ten paciencia: El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
8°.- Ten fe: Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destine normal del derecho; en la paz, como sustitutivo bondadoso de la justicia; y sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho ni justicia ni paz.
9°.- Olvida: La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
10°.- Ama tu profesión: Trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado.
De igual forma, otros juristas también han establecido sus propias normas de ética profesional (Honorio Silgueira) o postulados (Ángel Ossorio y Gallardo) afirmando que el abogado debe buscar siempre la justicia por el camino de la sinceridad y sin otras armas que las de su saber.
3°.- Trabaja: La abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la justicia.
4°.- Lucha: Tu deber es luchar por el derecho; pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.
5°.- Sé leal: Leal para con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea desleal contigo. Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le dices; y que, en cuanto al derecho, alguna que otra vez, debe confiar en el que tú le invocas.
6°.- Tolera: Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
7°.- Ten paciencia: El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
8°.- Ten fe: Ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la justicia, como destine normal del derecho; en la paz, como sustitutivo bondadoso de la justicia; y sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual no hay derecho ni justicia ni paz.
9°.- Olvida: La abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.
10°.- Ama tu profesión: Trata de considerar la abogacía de tal manera que el día en que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proponerle que se haga abogado.
De igual forma, otros juristas también han establecido sus propias normas de ética profesional (Honorio Silgueira) o postulados (Ángel Ossorio y Gallardo) afirmando que el abogado debe buscar siempre la justicia por el camino de la sinceridad y sin otras armas que las de su saber.
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