La famosa serie de televisión de los años 60 empezó a emitirse el 8 de septiembre de 1966 en la cadena NBC (casualidades de la vida, nací el mismo día aunque unos años después de que la tripulación de la Enterprise despegase con destino a la última frontera: el espacio). Desde entonces, Star Trek se ha convertido en un verdadero fenómeno social, con miles de seguidores en todo el mundo (los trekkies), y ha dado lugar a varias secuelas televisivas, una serie de dibujos animados y una docena de largometrajes para la gran pantalla. En sus primeros capítulos, el capitán Kirk comandaba la tripulación originaria encabezada por el inolvidable Sr. Spock, además de Scotty, Chejov, Uhura, Sulu y MacCoy. Todos ellos tenían la misión de explorar mundos desconocidos y descubrir nuevas vidas y civilizaciones hasta alcanzar lugares a donde nadie ha podido llegar… como recordaban al comienzo de cada episodio.
Una de las principales señas de identidad de esta saga espacial proviene del marcado carácter filosófico que los guionistas otorgaban a sus personajes; de ahí que algunos autores –como el recomendable libro Star Trek y los Derechos Humanos, de Robert Alexy y Alfonso García Figueroa (Valencia: Tirant lo blanch, 2007)– hayan reflexionado sobre esta serie pero desde el punto de vista de la filosofía del derecho; por ejemplo, al plantearse si el personaje del androide Data podría ser titular de nuestros Derechos Fundamentales. El curioso título de este in albis es otro buen ejemplo de la trascendencia jurídica y social que llegó a tener esta serie en su época.
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