El atentado más antiguo que se ha documentado hizo explosión el 24 de diciembre de 1800 al paso del carruaje de Napoleón y Josefina Bonaparte en la calle St. Nicaise, de París (Francia), cuando el matrimonio se dirigía a la ópera, para asistir al estreno de La Creación, de Haydn. (…) apenas habían tocado los treinta primeros compases del Oratorio cuando se oyó una fuerte detonación, como un cañonazo [JUNOT, L. Memorias sobre la vida de Napoleón. Barcelona: Crítica, 2008, p. 229]. Un grupo de realistas de origen bretón –que eran partidarios de reinstaurar la monarquía de los Borbones que finalizó tan abruptamente con la decapitación de Luis XVI, en 1793– colocó una machine infernale [un ingenio militar que ya se había utilizado en el siglo XVI, cuando el ejército español sitió la ciudad flamenca de Amberes] cerca del Palacio de las Tullerías. La bomba escondida en la carreta estalló aquella nochebuena unos segundos después de que pasara a su lado la comitiva del Primer Cónsul [no fue proclamado emperador hasta 1804], que salió ileso, pero la deflagración mató a cerca de 20 personas, incluyendo a Pensol, la niña a la que los terroristas dieron unas monedas para que sostuviera a los caballos que tiraban del carromato; además de ocasionar cuantiosos daños materiales en las viviendas de esta rue y romper los cristales de las cercanas Tullerías.
Tres décadas más tarde, el 28 de julio de 1835, el rey Luis Felipe I de Francia sufrió un atentado similar en el denominado Boulevard du crime cuando el corso Giuseppe Fieschi hizo detonar otra máquina infernal al paso de la comitiva real; el monarca y su familia lograron sobrevivir pero la explosión causó la muerte a dieciocho personas.
Tres décadas más tarde, el 28 de julio de 1835, el rey Luis Felipe I de Francia sufrió un atentado similar en el denominado Boulevard du crime cuando el corso Giuseppe Fieschi hizo detonar otra máquina infernal al paso de la comitiva real; el monarca y su familia lograron sobrevivir pero la explosión causó la muerte a dieciocho personas.
Tuvo que transcurrir casi un siglo hasta que, de nuevo, otro carromato tirado por un caballo sembró el terror y acabó con la vida de 38 personas e hiriendo a más de un centenar en Wall Street (Nueva York, EE.UU.) frente a la sede del Banco JP Morgan en el corazón financiero del país. El atentado ocurrió al mediodía del 16 de septiembre de 1920 y, actualmente, se cree que fue obra de un anarquista italiano llamado Mario Buda [alias, Mike Boda] que, posteriormente, huyó a su país. El caso nunca fue resuelto pero se sospechó de este galleanista [movimiento anarcocomunista encabezado por Luigi Galleani] porque era fabricante de explosivos y ya se le había relacionado con otro atentado anterior que costó la vida a 10 personas en Milwaukee, en 1917.
El coche-bomba del distrito financiero de Manhattan superó en 1920 al que, hasta ese momento, había sido el peor atentado de los EE.UU.: la bomba que dos trabajadores de una acería detonaron en las oficinas del diario Los Angeles Times, provocando un incendio que causó la muerte a 21 periodistas, el 1 de octubre de 1910.
Es curioso que ya en 1800 se comenzaran a fabricar los primeros coches bomba y es curioso el afan del ser humano por destruir todo lo que le rodea, ya sean vidas humanas o bienes materiales...
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