En 2009, la empresa californiana Riot Games lanzó al mercado un exitoso juego on line llamado League of Legends [Liga de Leyendas (LoL)] que se autodefine como un juego competitivo en línea de ritmo frenético, que fusiona la velocidad y la intensidad de la estrategia en tiempo real (ETR) con elementos de juegos de rol. Dos equipos de poderosos campeones, cada uno con un diseño y estilo de juegos únicos, compiten cara a cara a través de diversos campos de batalla y modos de juego. Con un plantel de campeones en constante expansión –su comunidad de juego en línea es considerada como la mayor del mundo–, actualizaciones frecuentes y un emocionante panorama competitivo, League of Legends ofrece posibilidades de juego ilimitadas a usuarios de todos los niveles de habilidad. Para animar a la comunidad de jugadores a regular aquellas conductas que se consideran inapropiadas y a defender los nueve principios de su Código de Invocador [apoya a tu equipo, realiza críticas constructivas, facilita las discusiones, disfruta pero a no expensas de los demás, fomenta las relaciones, sé humilde en la victoria y deportivo en la derrota, sé decidido y no te irrites, no dejes a los novatos atrás y predica con el ejemplo] Riot implantó el denominado sistema de Tribunal.
¿En qué consiste? Cuando los miembros de la comunidad dan la alerta sobre el comportamiento de un determinado jugador en el que han recaído quejas negativas y reiteradas constantemente a lo largo de un gran número de partidas, el Tribunal lo identifica, prepara un informe [report] y presenta el caso a otros miembros de la comunidad [invocadores] elegidos de forma aleatoria para que emitan un veredicto –perdón o castigo– basándose en las diferentes pruebas recopiladas (comentarios, conversaciones en el chat, estadísticas e inventario de fechas, horas, mapas y modos) que constituyen la base sobre la cual aplicará su decisión el servicio de asistencia. Si no se le perdona, aquel jugador considerado tóxico será bloqueado por haber creado experiencias negativas a los demás usuarios. En última instancia, el objetivo que persigue este singular tribunal es evitar la proliferación de molestas conductas de ciberbullying como pueden ser el flaming o el griefing.
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