Con este anglicismo se denomina a una costumbre parlamentaria de origen británico que ha trascendido las fronteras del Reino Unido para comenzar a emplearse también en el Parlamento Europeo, aunque el Reglamento de esta asamblea no la regula expresamente. En Londres, cuando está a punto de finalizar un debate en la Cámara de los Comunes [House of Commons] un diputado puede intentar llamar la atención [catch-the-eye] del presidente para que le conceda la palabra y, si lo consigue, podrá intervenir; si no, no. Esta curiosa fórmula, tan cercana a la cortesía, se citó al justificar el contenido de la enmienda 63 –distribución del tiempo de uso de la palabra y lista de oradores– del Informe Corbett sobre la revisión general del Reglamento del Parlamento Europeo (A5-0008/2002), de 28 de enero de 2002. La redacción del apartado 5 del refundido Art. 120-121 establecía que: La fracción restante del tiempo de debate no se asignará específicamente por anticipado. En su lugar, el Presidente concederá la palabra a los diputados que lo soliciten por un máximo de dos minutos. El Presidente se asegurará de que, en lo posible, intervengan alternativamente oradores de diferentes fuerzas políticas y de diferentes Estados miembros. En su justificación, el informe aludió a que esta enmienda reconoce el tradicional procedimiento de las listas de oradores pertenecientes a grupos como el procedimiento normal para el inicio del debate, pero sin impedir tampoco la posibilidad de «llamar la atención» de la presidencia [“catch-the-eye” procedure] para intervenir al término del mismo.
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