Según la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, la noche del 21 de septiembre de 1823, un mensajero celestial llamado Moroni [hijo del profeta Mormón] visitó a Joseph Smith para decirle que en una colina situada cerca de la aldea de Mánchester, Condado de Ontario, Estado de Nueva York, se hallaba depositado un libro, escrito sobre planchas de oro, con una relación de los antiguos habitantes de América que explicaba el origen de su procedencia –habrían llegado al Nuevo Mundo en barco, desde las costas de la Judea bíblica, en torno al año 600 a.C.– y que podría traducirla gracias a dos piedras en aros de plata [Urim y Tumim] aseguradas a un pectoral. Durante cuatro años, el fundador de los mormones acudió a aquel lugar hasta que, en 1827, se le permitió sacar las planchas grabadas para divulgar la historia antigua que así salió de la tierra; y, gracias a aquel instrumento y a la ayuda de unos testigos, Smith logró interpretar el contenido de las planchas, escribirlas en inglés y publicar la primera edición de El Libro de Mormón en 1830. Sus quince partes [libros] narran la secular historia de la familia de Lehi y sus hijos y el curso de sus viajes desde que salieron de Jerusalén hasta que llegaron a Abundancia [América] donde se les apareció Jesucristo resucitado [3 Ne. 11] en el año 34 de la era cristiana. En España, la Comisión Asesora de Libertad Religiosa reconoció el notorio arraigo de esta religión en 2003.
Una de las referencias jurídicas más destacadas de este libro se encuentra en un razonamiento que forma parte del segundo libro de Nefi [2 Ne. 9:25]: él [Dios] ha dado la ley; y donde no se ha dado ninguna ley, no hay castigo; y donde no hay castigo, no hay condenación; y donde no hay condenación, las misericordias del santo de Israel [Dios] tienen derecho sobre ellos [los hombres, mujeres y niños que pertenecen a la familia de Adán] por motivo de la expiación; porque son librados por el poder de él. A continuación, los versículos 26 y 27 explican que la expiación satisface lo que su justicia demanda de todos aquellos a quienes no se ha dado la ley [los mandamientos], mientras que a quien la ley es dada, si la quebranta, su estado será terrible; por ejemplo, el asesino que mata intencionadamente, morirá, como estableció la Ley del Talión. En ese mismo sentido [2 Ne. 26:32] se incide en que el Señor Dios ha mandado que los hombres no deben cometer homicidio (…) que no deben robar (…) porque los que tal hacen, perecerán.
El relato escrito por la mano de Mormón sobre planchas contiene algunos otros pasajes relacionados con diversos aspectos jurídicos: desde la prohibición de la esclavitud [Al. 27:9] o el contenido de los decretos reales [Al. 23:2] hasta el pago de los diezmos [Al. 13:15], la función de los abogados [3 Ne. 6:11, 21, 22 y 27] versados en todos los artificios (…) para capacitarlos a fin de que fueran diestros en su profesión [Al.13:15] o la elección de los jueces por medio de la voz del pueblo porque no es cosa común que la voz del pueblo desee algo que sea contrario a lo que es justo [Mos. 29:25 y 26]; el primero de los cuales fue Alma [91 a.C.], juez superior del pueblo de Nefi, cuyos anales se narran en el Libro de Alma (noveno de los quince que componen la escritura).
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