En otras entradas de este blog ya hemos tenido ocasión de comentar que algunos escritores anglosajones han inventado nuevas palabras o expresiones que también se han ido incorporando, con mayor o menor éxito, al vocabulario castellano; por ejemplo, en 1902, el estadounidense O. Henry acuñó el término “república bananera” en su libro Cabbages and Kings; y el canado-estadounidense William Gibson creó la voz “ciberespacio” en un cuento titulado Burning Chrome publicado en 1982. Pero no son los únicos casos, así surgieron “serendipia” [atribuido al inglés Horace Walpole, en uno de los primeros relatos detectivescos de la literatura: The Three Princes of Serendip (1754)] o “freelance” [al parecer, empleada por primera vez por el escocés sir Walter Scott en el clásico Ivanhoe (1820), cuando un mercenario ofrece a un caballero, literalmente, los servicios gratuitos de sus lanceros y éste los rechaza]. En ese contexto tan creativo se encuadra otro concepto que, en español, no suele emplearse más allá del mundo cinéfilo: el “whodunit” [contracción de Who done it (quién lo hizo)].
Bajo esta denominación se encuadra un subgénero de novelas y películas de detectives o policías que surgió en los años 30, donde el protagonista tiene que seguir las pistas que el autor le va dosificando en la trama para que, al final, pueda resolver un crimen e identificar al culpable entre un numeroso grupo de sospechosos; generalmente, en un entorno de suspense opresivo [recordemos el Asesinato en el Orient Express o Los diez negritos, de Agatha Christie].
Colección británica de sellos dedicados a las novelas de Agatha Christie, en el 40º aniversario de su fallecimiento (2016) |
Aunque existen diversas versiones que atribuyen la paternidad de esta palabra al editor de la revista Variety, Sime Silverman (en 1934) o al periodista Wolfe Kaufman (1935), que trabajaba en el mismo medio; parece ser que fue un crítico literario, Donald Gordon, quien lo empleó por primera vez, en 1930, al comentar que la novela de misterio Half-Mast Murder, del británico Milward Kennedy, había sido un satisfactory whodunit.
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