En Occidente agrupamos las Analectas de Confucio, el Libro de Mencio, la Gran Enseñanza y el Justo Medio bajo la común denominación de Los cuatro libros del confucianismo que son –como recuerda el experto Pérez Arroyo– el canon, el texto fundamental en el que se basa lo que ha dado en llamarse filosofía confuciana; una escuela de pensamiento que, en China, llaman Rújia (Escuela de Letrados) y que se desarrolló entre los siglos VII a III a. C. a partir de la idea de que el universo es un orden armónico preestablecido donde la sociedad humana no es más que una parte. De esta visión del mundo se derivan una teoría moral y una teoría política estrechamente relacionadas (…). El hombre debe estar en armonía con el cosmos, lo que supone estar de acuerdo con lo ordenado por el Cielo [1].
Las Analectas [florilogios o colección de trozos selectos de materias literarias (según el Diccionario de la RAE)] constituyen la piedra angular del pensamiento confuciano. (…) El libro reúne una serie de materiales de diverso cuño que debieron irse agrupando poco a poco en capítulos (…). De los redactores [discípulos de Confucio] y de la época en que quedó redactado en su forma actual no se sabe prácticamente nada [2].
Aunque las cosas de las que más se preocupaba Confucio eran el ayuno, la guerra y la enfermedad (Libro VII, XII), en ese amplio contenido filosófico también podemos encontrar algunas referencias a la Justicia y el Derecho:
- Libro I, XXIV: Ver la justicia y no hacerla es cobardía.
- Libro IV, XVI: El hombre superior está centrado en la justicia, el hombre vulgar en el beneficio.
- Libro V, XV: hablando de las cuatro características del hombre superior: (…) en lo que hacía para sí mismo era humilde; era respetuoso en el servicio a un superior; generoso cuando se trataba de alimentar al pueblo y justo en su administración de los súbditos.
- Libro XII, XIII: Confucio dijo: “Cuando escucho pleitos soy como los demás hombres, lo que haría falta es que los procesos no fueran necesarios”.
- Libro XII, XVIII: Ji Kang, que estaba preocupado por el elevado número de robos, preguntó a Confucio qué es lo que podía hacerse para impedir la delincuencia. Confucio respondió: “Si vos nos fueseis codicioso, los ladrones no robarían aunque les premiarais por ello”.
- Libro XII, XIX: Ji Kang, que estaba preguntando a Confucio sobre los asuntos referentes al gobierno, le dijo: “¿Qué pensáis de la aplicación de la pena de muerte a los malvados en beneficio de los buenos?”. Confucio respondió: “Y, ¿por qué hay que usar la pena de muerte para gobernar? Si vos deseáis lo bueno, el pueblo será bueno.
- Libro XII, XX: Un letrado (…) debería tener auténtica substancia, ser directo y amar la justicia.
- Libro XIII, XI: Confucio dijo: “Si durante cien años un Estado fuese gobernado por hombres buenos, sería posible cambiar a los malvados y derogar la pena de muerte”.
- Libro XIII, XVIII: Una vez que hablaba con Confucio, el duque de Shè le dijo: “En nuestra comunidad hay gentes de conducta tan recta que, si un padre hubiera robado un cordero, su propio hijo actuaría de testigo contra él”.
- Libro XV, XVII: Confucio dijo: “El hombre superior tiene la justicia como fundamento y se vale de los ritos para ponerla en práctica, de la humildad para sacarla al exterior y de la sinceridad para perfeccionarla.
Citas: [1] PÉREZ ARROYO, J. Los cuatro libros. Madrid: Alfaguara, 2ª ed., 1982, pp. XIII y XIX. [2] Ob. cit. p. XXXIX.
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