miércoles, 23 de mayo de 2018

Callejero del crimen (VII): la fuente de Brabo, en Amberes

El escultor belga Jef Lambeaux (1852-1908) diseñó la fuente dedicada al soldado romano Silvio Brabo [Brabofontein] que se levantó, delante del Ayuntamiento de Amberes, en 1887, en plena Grote Markt [Plaza Mayor] de la ciudad flamenca y a escasos metros de su imponente catedral (la más monumental de las iglesias góticas belgas). A finales del siglo XIX, aquel conjunto escultórico –un buen ejemplo del romanticismo que pretendía recuperar momentos legendarios de la historia– causó verdadera sensación por la composición en bronce del monstruo (¿un dragón?) situado en la base del pedestal, sobre unas rocas, el cuerpo yacente del gigante derrotado, rodeado de peces y otros animales marinos, bajo la efigie de Themis [la diosa de la Justicia] que sostiene, en la cúspide, la figura desnuda de Brabo, a once metros de altura, lanzando una enorme mano amputada hacia el río Escalda, como símbolo de la libertad recobrada frente a la tiranía.

Cuenta la leyenda que, en el siglo I a.C. un gigante de origen eslavo llamado Druoon Antigoon, de diecisiete pies de alto, se asentó en el río Escalda y exigió a los lugareños que le entregaran toda la carga que pescaran en aquellas aguas, además de pagarle una tasa por cruzar a la otra orilla; quienes se negaban, se enfrentaban a su ira y, si perdían, el gigante les cortaba una mano que lanzaba al Escalda. Un joven soldado romano llamado Silvio Brabo le hizo frente con una soga para atarle las piernas y derribarlo y un pequeño cuchillo con el que logró cortarle la mano y matarlo. Según la tradición, el propio Julio César reconoció el valor de aquel soldado de sus legiones y, en su honor, toda aquella región que hoy se reparte entre el Sur de los Países Bajos y el Norte y Centro de Bélgica, se denominó Brabante; y, para no olvidar su hazaña, aquella joven localidad situada junto al río pasó a llamarse Antwerpen [literalmente, mano que se lanza] de donde se tradujo al francés Anvers y de éste llegó su adaptación castellana: Amberes.





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