lunes, 22 de noviembre de 2021

Sedes del poder (V): el «Patio de las Naciones», en Oporto

Durante la Guerra Civil portuguesa, entre los veranos de 1832 y 1833, las fuerzas que simpatizaban con el pretendiente absolutista al trono, Miguel I, sitiaron la ciudad de Oporto [Cerco do Porto] defendida por las tropas liberales del rey Pedro IV de Portugal. En los primeros momentos del sitio, el 24 de julio de 1832, los combates provocaron un pavoroso incendio en el que se destruyó el claustro del antiguo convento de San Francisco, del que sólo se salvó la actual iglesia, junto a la plaza del Infante Dom Henrique; en pleno casco histórico, en la zona de Ribeira, junto al río Duero. Finalizado el conflicto, el 15 de octubre de 1834, la soberana María II autorizó a la “Juntina” de los comerciantes “tripeiros” que instalaran las sedes del Tribunal Comercial y de su Asociación Comercial [Associação Comercial do Porto] en el solar de aquellas ruinas; pero aún tuvieron que transcurrir ocho años hasta que, el 6 de octubre de 1842, se colocó la primera piedra de la nueva sede del Palacio de la Bolsa de Oporto [Palácio da Bolsa]; un edificio neoclásico, orientado a Poniente y adaptado al desnivel del terreno, de planta rectangular con dos alturas y entresuelo diseñado por el arquitecto Joaquim da Costa Lima con evidentes influencias arabescas y neopaladianas. Aunque Carlos I inauguró la Bolsa Oficial Geral el 21 de noviembre de 1891, las obras concluyeron en 1909, con la visita del rey Manuel II, poco antes de que se proclamara la República. Con el fin de la monarquía, el Palacio de la Bolsa fue inventariado como bien público y desocupado entre 1910 y 1918, hasta que un decreto del gobierno de Sidónio Pais devolvió su propiedad a la Asociación Comercial. Hoy en día, es uno de los monumentos más visitados del Norte de Portugal.


En su interior –junto a la escalera noble, la biblioteca, las salas del tribunal y de los jurados o el salón árabe– el vestíbulo da acceso al denominado Patio de las Naciones [Pátio das Nações] cubierto con una gran cúpula octogonal de hierro y cristal, la cúpula envidraçada, diseñada por Tomás Augusto Soller sobre un suelo revestido con mosaicos de cerámica –inspirado en Pompeya– que, hasta mediados de los años 90, se utilizó como “parqué” de la Bolsa portuense.


El gran lucernario acristalado que cubre este patio está flanqueado por veinte escudos de armas que representan a los países con los que Portugal mantenía relaciones amistosas y comerciales a finales del siglo XIX, incluyendo algunas singularidades. Como nos recuerda el SIPA [Sistema de Informação para o Património Arquitetónico]: (…) La pintura de los escudos de armas en el patio revela varias manos y algunas tergiversaciones, como la bandera estadounidense, que tiene muy pocas rayas y demasiadas estrellas para su época; Se desconoce el motivo de la representación del escudo de armas de Persia, ya que Portugal no tenía relaciones comerciales con ese país en ese momento, y la reciente restauración [2014-2015] ha dejado al descubierto el escudo de armas del Shogunato de Japón, que finalizó en los años 60 del siglo XIX y que posteriormente fue sustituido por el escudo de armas de Sajonia (actual Alemania), en honor al rey Fernando II (*).

Escudo (Brasão) de Portugal

Por último, a modo de némesis, resulta curioso que el escudo de España esté situado junto enfrente del portugués, en el otro extremo del Patio de las Naciones.


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