Como sabemos, el Reino Unido no emplea el sistema métrico decimal sino un conjunto de unidades de medida diferentes que suele recibir los nombres de «Sistema anglosajón de unidades» o «Imperial Británico» y que legó a las que fueron sus antiguas colonias aunque, con el paso del tiempo, cierta permisividad en aquellos territorios e incluso sucesos como el incendio que destruyó el Palacio de Westminster en Londres, sede del Parlamento Británico, el 16 de octubre de 1834 –donde se encontraban las varas para medir esos valores– sus medidas en yardas, libras, pulgadas, millas, pies, galones, brazas, onzas, leguas, etc. dejaron de coincidir, de un modo exacto, con las análogas que seguían empleándose en la antigua metrópoli. Para lograr un consenso en dos de las unidades fundamentales –la yarda y la libra– seis instituciones nacionales de Australia, Canadá, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Reino Unido y Sudáfrica firmaron el International Yard and Pound Agreement; por ese motivo, no se trata, en realidad, de un acuerdo internacional entre los seis gobiernos.
Los directores de la Applied Physics Division [National Research Council, Ottawa (Canadá)]; el Dominion Physical Laboratory [Lower Hutt (Nueva Zelanda)]; el National Bureau of Standards [Washington (EE.UU.)]; el National Physical Laboratory [Teddington (Reino Unido)]; el National Physical Research Laboratory [Pretoria (Sudáfrica)] y el National Standards Laboratory [Sidney (Australia)] analizaron las diferencias existentes entre los valores asignados a las yardas y las libras en sus respectivos países y acordaron fijar unos valores idénticos para cada una de esas unidades en medidas precisas para la ciencia y la tecnología; como consecuencia, adoptaron la yarda internacional equivalente a 0,9144 metros y la libra internacional: 0,45359237 kilogramos [1]. Su acuerdo se anunció el 1 de enero de 1959 y todas esas nuevas calibraciones entraron en vigor a partir del 1 de julio de ese mismo año.
Cita: [1] AMERICAN ASSOCIATION FOR THE ADVANCEMENT OF SCIENCE: “International Yard and Pound”. En: Science, 1959, vol. 129, nº 3.344, p. 260.
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