viernes, 12 de enero de 2018

La ley del Sistema de Alerta Alba-Keneth

Si, en Estados Unidos, el asesinato de la niña Amber Hagerman en 1996, dio lugar a que las radios de varias localidades de Texas emitieran la pionera Alerta Amber para tratar de localizar a los niños que desaparecían (con el tiempo, este sistema ha permitido encontrar, sanos y salvos, a más de medio millar de menores); una década más tarde, Guatemala vivió una situación similar con la desaparición y asesinato de otros dos niños: Alba Michelle España Díaz, de 8 años, en Chiquimula, el 14 de junio de 2007, y Keneth Alexis López Agustín, de 4 años, en Jalapa, el 16 de diciembre de 2009. En ambos casos, los cadáveres aparecieron poco tiempo después, se detuvo a las agresoras y fueron condenadas a 50 años de prisión.

Teniendo en cuenta que los niños, las niñas y los adolescentes tienen derecho a la protección contra el secuestro, el tráfico, la venta y la trata para cualquier fin o en cualquier forma; y que el Estado debe desarrollar actividades y estrategias de carácter nacional, bilateral y multilateral adecuadas para impedir estas acciones; y que, en aquel momento, no existía en el país un sistema de coordinación operativa que permita dar respuesta de forma inmediata y adecuada a las sustracciones y desapariciones de niños, niñas y adolescentes, que garantice la realización de las acciones inmediatas que aseguren su localización y resguardo; el Congreso de la República adoptó el Decreto nº 28-2010, de 10 de agosto de 2010, para aprobar la denominada Ley del Sistema de Alerta Alba-Keneth, nombrada así en honor a aquellos niños, para la localización y resguardo inmediato de niños sustraídos o desaparecidos (Art. 1) y basada en dos principios (Art. 2): el interés superior del menor [entendido como la realización de todas las acciones que permitan la pronta localización y resguardo de un niño que ha sido sustraído o que se encuentra desaparecido] y la celeridad [la urgencia, prioridad e inmediatez con que se realicen las acciones de búsqueda, localización y resguardo de un niño, niña o adolescente desaparecido o sustraído, para asegurar su integridad y resguardo].


El Art. 4 de la Ley define el Sistema de Alerta Alba-Keneth como el conjunto de acciones coordinadas y articuladas entre instituciones públicas, que permitan agilizar y lograr la localización y resguardo del niño, niña o adolescente que ha sido sustraído o que se encuentra desaparecido y la recuperación y resguardo del mismo; creándose (Art. 5) una Coordinadora Nacional del Sistema de Alerta Alba-Keneth, con el objeto de coordinar, impulsar y ejecutar todas las acciones dirigidas a la búsqueda, localización y resguardo inmediato del niño, niña o adolescente que ha sido sustraído o que se encuentra desaparecido. Dos años más tarde, esta norma se modificó por el Decreto del Congreso nº 5-2012, de 23 de febrero de 2012, para crear un ente ejecutor del sistema, dando vida a la Unidad Operativa de la Coordinadora Nacional del Sistema de Alerta Alba-Keneth que se activa inmediatamente cuando se reporta la desaparición de niño, niña o adolecente, alertando a la Policía Nacional Civil (PNC), a la Procuraduría General de la Nación (PGN) [Fiscalía], a las autoridades migratorias, Ministerio de Relaciones Exteriores (MINEX), al Ministerio Público (MP), Secretaría Contra la Violencia Sexual, Explotación y Trata de personas (SVET) y a la Secretaría de Comunicación Social de la Presidencia de la República (SCSPR); asimismo, las autoridades de gobierno difunden la alerta y se apoyan en los medios de comunicación para la pronta difusión de la información.

Los datos estadísticos que aporta la web del sistema, aunque no están muy actualizados, dan buena muestra de la magnitud de este problema en Guatemala: el informe de alertas generadas entre enero y noviembre de 2015 habla de 5.998 niños, niñas y adolescentes (NNA) sin localizar; de los cuales, 3.912 habían sido encontrados pero 2.086 permanecían aún desaparecidos. Para que nos hagamos una idea, en España, en 2015, fallecieron 1.126 personas en accidentes de tráfico (*); en Guatemala se perdió el rastro de casi el doble de menores.

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