miércoles, 20 de junio de 2018

El derecho a poner los pies sobre la mesa

Manuel –del velero We're Here, de Gloucester– rema a la manera de los portugueses (…). Fue marinero en el viejo Ohio, el primer barco de guerra de la marina de los Estados Unidos que dobló el cabo de Hornos (…). Manuel llenó su pipa con alguna detestable clase de tabaco, se aseguró entre el trinquete y una de las literas delanteras, puso los pies encima de la mesa y dirigió una sonrisa indolente al humo. Así comienza el capítulo IV de Capitanes intrépidos [Captains Courageous], la maravillosa novela de aventuras que el escritor británico Rudyard Kipling (1865–1936) publicó en 1897, gracias al trabajo de documentación que realizó durante su estancia en la Costa Este de los Estados Unidos, donde preguntó a los marineros locales por sus costumbres. De este modo, el autor de El Libro de la Selva conoció la existencia de un tradicional derecho a poner los pies sobre la mesa, habitual entre las gentes del mar de todo el mundo.
 
Aunque en ese fragmento ya podemos entrever el origen de esta singular práctica, una explicación más detallada la encontramos en el pasaje de otra obra; en este caso, de Javier Reverte: En su libro ¡Hacia el Ártico!, cuya primera edición data de 1934, la historiadora Jeannette Mirsky escribe: «Hasta no hace mucho tiempo era costumbre, entre los marineros, cuando se reunían, otorgar a aquellos que habían doblado el cabo de Hornos el derecho a sentarse con un pie sobre la mesa, mientras que aquellos que habían cruzado el Círculo Ártico podían colocar los dos». Todavía no me he atrevido a ejercer ese derecho, quizá porque mi familia y mis amigos no aman tanto como yo las viejas tradiciones o porque es probable que tengan un corrazón menos romántico que el mío. O quién sabe si sentirán envidia de no contar con los mismos derechos que yo para ejercer ese soberbio derecho… Puede que me decida a hacerlo un día de estos. Aunque me expulsen de la mesa por mi mala educación [REVERTE, J. En mares salvajes. Un viaje al Ártico. Barcelona: Plaza & Janés, 2011, p. 33].

Marcos Carrasquer | I sleep in the kitchen with my feet (2015)
 

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