viernes, 6 de marzo de 2020

El caso Whistler vs Ruskin por el cuadro «Nocturno en negro y oro»

El pintor estadounidense James McNeill Whistler [Lowell, Massachusetts (EE. UU.), 1834 – Londres (Reino Unido), 1903] saltó repentinamente a la fama, como una estrella errante en un momento crucial en la historia del arte, un campo en el que fue pionero. Como los impresionistas a los que admiraba, deseaba imponer sus propias ideas (…) y acabó convirtiéndose en un aventurero del arte con una obra que rayaba en la abstracción y escandalizó a sus contemporáneos. En gran parte, no solo por el estilo de sus pinturas sino por su propia personalidad, sus arrebatos y su elegancia fueron el foco perfecto para la curiosidad y la admiración. (…) Fue un caballero provocativo, una figura quisquillosa de sociedad, artista exigente y osado innovador. Así lo describe Jp. A. Calosse [1] en una de las escasas monografías que se han publicado en castellano sobre el autor del conocido cuadro que exhibe el Museo de Orsay en París titulado «Arreglo en gris y negro n.º 1», al que todo el mundo conoce por el sobrenombre de «Retrato de la madre del artista» o, simplemente, «La madre de Whistler», pintado en 1871 pero que alcanzó la fama al ser destrozado por Rowan Atkinson en una escena de la película Mr. Bean (Mel Smith, 1997).


A mediados del siglo XX, el pintor Juan Antonio Morales fue uno de los primeros expertos españoles que demostró su admiración por la obra de Whistler y, sobre todo, por la sombra de Velázquez que se descubría en sus cuadros. De hecho, en el discurso que Morales pronunció, el 23 de enero de 1966, para dar posesión de su plaza en la Real Academia de Arte de San Fernando, recalcó esa influencia velazqueña que también compartió el historiador José Camón Aznar al responderle: la sombra del gran maestro español puede decirse que guía su paleta [2]. En cuanto a su técnica, Camón lo describió así: El color se atenúa, las armonías son anchas y calmas, y la composición con un ponderado ritmo de líneas verticales y horizontales. Esos grises y negros que matizan el cuadro y luego han de ser expulsados de allí por los impresionistas se emplean con preferencia por Whistler [2].

Aunque su formación como artista se inició indirectamente cuando, tras ser expulsado de la Academia Militar de West Point por "insuficiencia en Química", aprendió la técnica del grabado al aguafuerte como cartógrafo de la Marina de los EE.UU. [3]; James Whistler desarrolló su carrera artística en Londres y París, lejos de su país natal al que nunca regresó. En Europa acabó convertido en un excéntrico dandy que triunfó rodeado siempre de agrias polémicas que nunca evitaba para lograr más relevancia social.

Una de las más notorias se produjo con ocasión de mostrar al público su cuadro: «Nocturno en negro y oro. El cohete cayendo»Nocturne in Black and Gold – The Falling Rocket»], pintado en 1875. El lienzo de 60,3 x 46,7 cm. representa una exhibición de fuegos artificiales en los jardines Cremorne de Londres, junto al Támesis, donde se intuye a varias figuras presenciando el espectáculo desde la orilla del río, tan minúsculas y marginales que los verdaderos protagonistas son las luces y sus reflejos en un mundo flotante donde parece algo excepcional que se rompa el silencio y la oscuridad [4]. Todo ello envuelto en una atmósfera intimista de tonos sutiles que, desde 1946, se exhibe en el Detroit Institute of Arts (*).

Un prestigioso crítico de arte, el londinense John Ruskin (1819-1900), visitó la exposición organizada por la Galería Grosvenor para mostrar aquel óleo y publicó un artículo muy mordaz en su revista Fors Clavigera, el 2 de julio de 1877. Ruskin afirmó que no comprendía cómo aquel bufón –en alusión a Whistler– pretendía venderlo por 200 guineas cuando no era más que un bote de pintura lanzado a la cara del público. Lejos de aceptar su opinión, el pintor se sintió ofendido al considerar que aquella crítica era difamatoria y decidió demandar al escritor por libelo, reclamándole una indemnización de 1.000 libras.

El juicio se celebró los días 25 y 26 de noviembre de 1878 y se conocen las actuaciones de ambas partes y el desarrollo del proceso porque el propio Ruskin lo publicó en su revista bajo el título: Report of the Trial. El momento más destacado se produjo cuando el abogado del crítico, sir John Holker (1828-1882), preguntó al estadounidense que cuánto tiempo le había llevado pintar aquel Nocturno. Al responder Whistler que un par de días, la defensa aprovechó para cuestionar cómo podía pedirse a un coleccionista que pagara 200 guineas por un trabajo que se había realizado en apenas dos días. La contestación del pintor pasó a la historia procesal y artística: él pedía esa cantidad como resultado de aplicar en el cuadro los conocimientos adquiridos durante toda su vida. Finalmente, Whistler logró una victoria pírrica y el jurado condenó a Ruskin a pagarle un cuarto de centavo (farthing), la moneda británica de menor valor.

El protagonismo de Whistler llegó a tal extremo que cuando los pintores rindieron tributo a Eugéne Delacroix, él apareció retratado en el medio, de pie, dando la espalda pero mirando al retratista por encima de su hombro.

Henri Fantin-Latour | Homenaje a Delacroix (1864)

Citas: [1] CALOSSE, Jp. A. Whistler. Nueva York: Parkstone International, 2011. [2] Crónica de la Academia, 1966, nº 22, pp. 86 a 88. [3] CHILVERS, I. Diccionario de Arte. Barceloan: Círculo de Lectores, 1996, p. 1015. [4] LORENTE LORENTE, J. P. “Nocturno en negro y oro. El cohete cayendo, de Whistler. La obra más polémica de un gran provocador”. En: Trasdós: Revista del Museo de Bellas Artes de Santander, 2001, nº 3, p. 13.

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