viernes, 7 de mayo de 2021

El fracaso del Tratado de la Comunidad Europea de Defensa (CED)

Semana de Europa 2021. En los años 50, el Viejo continente dio grandes pasos en el largo camino de la integración europea, firmando el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA) [París, 18 de abril de 1951; en vigor desde el 23 de julio de 1952 y expirado medio siglo más tarde, el 23 de julio de 2002, de acuerdo con la previsión de su Art. 97]; el Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea (Tratado CEE | Actual Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea o TFUE) [Roma, 25 de marzo de 1957; vigente desde el 1 de enero de 1958]; y, con idénticas fechas, el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (Euratom). Pero junto a esos logros también hubo un primer fracaso.

Si todo hubiera transcurrido como habían previsto las autoridades de los seis Estados miembros de aquellas incipientes Comunidades Europeas (Alemania, Francia, Italia, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo), habría existido una cuarta comunidad pero, paradójicamente, Francia, el país que propuso el acuerdo gracias al Plan Préven, rehusó al final ratificarlo.

Según el analista Andrés Ortega Klein: Las negociaciones formales para la CED comenzaron en febrero de 1951, desembocando el 27 de mayo de 1952 en la firma del Tratado de la CED por los «seis». Digamos, en passant, que dichas negociaciones no fueron seguidas ni por la opinión pública, ni por el Parlamento, ni siquiera por el Gobierno como tal. El Tratado, con sus 132 artículos, estaba muy mal redactado y resultaba bastante complejo, lo que le valió el calificativo de «monstruo». (…) El esquema aplicado era de hecho la fórmula de la CECA. La CED sería una organización supranacional, con una Comisión de nueve miembros que administraría el presupuesto común, prepararía y ejecutaría los programas de infraestructura militar, junto a otras funciones. La Comisión sería responsable no ante los Gobiernos de los países miembros, sino ante la Asamblea de la CECA, ampliada por tres alemanes, tres franceses y tres italianos. Asimismo, el Tribunal de Justicia de la CECA tendría competencia en los asuntos de la CED. El Tratado, del que sólo hemos recogido aquí algunos aspectos, venía completado por 18 largos protocolos e intercambios de cartas.


(…) En agosto de 1954, el Tratado había sido ratificado por cuatro países: Alemania, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, con Italia aguardando la decisión francesa [1]. Finalmente, el Tratado de la Comunidad Europea de Defensa, que se firmó en París, el 27 de mayo de 1952, fue rechazado por la propia Asamblea Nacional gala el 30 de agosto de 1954.

El diplomático español Marcelino Oreja explicó qué pudo suceder: (…) A título de curiosidad y frente a quienes afirman que la Asamblea Nacional francesa no ratificó el Tratado de la CED para no ceder soberanía francesa en temas militares, hay quienes como Terrence Hoppman en el libro “The negotiation process and the resolution of International conflicts” (University of South Carolina Press. 1996) desarrolla una tesis que no quiero dejar de mencionar. Refiriéndose a las negociaciones que se celebraron en 1954 en Ginebra para la retirada de Francia de Indochina dice: “En estas negociaciones multilaterales la URSS y Estados Unidos participaron con la mayoría de las partes en el conflicto. Pudiera ser que los franceses buscaran concesiones de los comunistas vietnamitas. A cambio de ello ofrecieron modificar su posición en la propuesta CED que hubiera incorporado Alemania en la red de defensa europea, integrada por la mayor parte de los países de Europa Occidental. Aunque la CED no afectaba a los vietnamitas podía considerarse como un peligro para los soviéticos. Por ello el fracaso de la CED en la Asamblea Nacional francesa podía ser una compensación que ofrecía Francia a la URSS en Europa, a cambio de concesiones vietnamitas que facilitarían la salida de Francia del Sudeste de Asia. El círculo se cerró cuando las concesiones de los vietnamitas comunistas se vieron compensadas con la garantía soviética de ayudar a sus colegas comunistas que conservaban el poder en Vietnam del norte [2].

Sobre esta cuestión, Ortega Klein –para quien el esquema que pudo funcionar para el carbón y el acero se reveló mucho más dificultoso cuando se aplicó a cuestiones militares– opina que: (…) El 30 de julio de 1954 se firmaba un armisticio en Ginebra por el cual Vietnam quedaba dividido en dos. Con respecto a este acuerdo se ha sugerido que [el primer ministro Pierre] Mendés-France respondió a presiones soviéticas, aceptando la derrota de la CED a cambio de una paz en Indochina. Parece sin embargo que a lo que se oponían los soviéticos no era a la CED en sí, sino al rearme alemán, el cual el propio Mendés-France había considerado, públicamente, inevitable. (…) tras el fracaso de la CED, [el Primer Ministro británico] Anthony Edén tomó la iniciativa y lanzó su plan para una Unión de Europa Occidental, como medio para admitir a Alemania en la OTAN [1]. 

Recordemos que la incorporación germana a la Alianza Atlántica provocaría la firma del Pacto de Varsovia (némesis de la OTAN hasta su disolución en 1991) y que la propia UEO también acabó disuelta dos décadas más tarde, en 2011.

Citas: [1] ORTEGA KLEIN, A. “El manto de Penélope: Francia y la Comunidad Europea de Defensa”. En: Revista de Estudios Internacionales, nº 1, 1980, pp. 456, 457 y 460. [2] OREJA  AGUIRRE, M. “Los orígenes de la Unión Europea: el método comunitario”. En: Anales de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, nº 90, 2013, p. 14.

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