miércoles, 21 de febrero de 2024

El «Derecho de Magdeburgo»

El Magdeburger Recht o Ius municipale Magdeburgense -en alemán y latín, respectivamente- fue un cuerpo legal que positivizó el derecho consuetudinario de ámbito municipal que se había desarrollado en esta ciudad alemana (hoy en día, Magdeburgo es la capital del estado de Sajonia-Anhalt) y que alcanzó su mayor notoriedad en el siglo XIII, sirviendo de base común -junto a las normas de Lübeck- a la legislación que rigió en la Alta Edad Media en la mayor parte de la Alemania septentrional [1] y en otras ciudades cercanas de Europa del Este: Bohemia (actual Chequia), Polonia. Hungría, Rumanía o Lituania [2]; por ejemplo, el 22 de marzo de 1387 se concedió a Vilna el privilegio de regularse de acuerdo con las leyes magdeburguesas, y -desde la capital lituana- su influencia se extendió a otras localidades de Ucrania (Leópolis y Kiev) y Bielorrusia (Minsk), donde su aplicación perduró hasta el siglo XIX, creando una verdadera “familia” de más de un millar de municipios que llegaron a recibir las normas de la ciudad matriz.

Mientras el primer libro de derecho alemán -el «Espejo Sajón» [Sachsenspiegel]- se centraba en dos grandes bloques temáticos [Landrecht o Derecho general de Sajonia y Lehnrecht o Derecho feudal] sin incluir referencias ni al derecho de las ciudades ni al ámbito mercantil. el «Derecho de Magdeburgo» compiló, precisamente, aquellas lagunas para brindar una mayor seguridad jurídica en el ámbito municipal y defender la autonomía del gobierno local y su estabilidad frente a los deseos de los poderes feudal y eclesiástico.

Aquella pequeña ciudad sajona situada a orillas del río Elba empezó a mencionarse en las crónicas medievales a comienzos del siglo IX y, desde entonces, siempre conservó una posición fronteriza que favoreció los intercambios comerciales de los pueblos alemanes con los eslavos; unas relaciones que le permitieron afianzarse como centro de poder, tanto canónico como secular, en el marco del Sacro Imperio Romano Germánico [3]. En 1188, el arzobispo Wichmann concedió un privilegio especial a la ciudad que le otorgó diversas mejoras basadas en la simplificación de los procedimientos judiciales que libraron a sus habitantes de su rigor formal y asumió que los burgueses disfrutaban de un orden jurídico específico dentro de los límites urbanos que difería significativamente del derecho empleado en su entorno [4]; reconociéndose el ejercicio del libre comercio y, por ende, el derecho a adquirir la propiedad y transmitirla inter vivos o mortis causa al tiempo que se garantizaba su integridad personal.


Con el cambio de siglo, en 1294, el Arzobispado acabó reconociéndoles derechos municipales soberanos, de modo que el sello de los ciudadanos en Magdeburgo -que hoy en día continúa siendo el escudo de armas de la ciudad- pasó a documentar formalmente su capacidad jurídica. En la práctica, esa soberanía significó que ellos mismos eran quienes regulaban y administraban sus asuntos, basándose en sus propias costumbres, y resolvían sus litigios mediante instituciones como el colegio de jueces legos que incluso asesoró a las localidades extranjeras que obtenían el privilegio de emplear el «Derecho de Magdeburgo».

Citas: [1] LE BAS, P. Historia de la Alemania. Barcelona: Imprenta Nacional, 1841, p. 292. [2] DEKKERS, R. El derecho privado de los pueblos. Santiago de Chile: Canopus, 2023, p. 20. [3] LÜCK, H. “Magdeburger Recht als verbindendes europäisches  Kulturphänomen”. En: Denkströme. Journal der Sächsischen Akademie der Wissenschaften, 2015, nº 14, p. 220. [4] LÜCK, H. “Aspects of the transfer of the Saxon-Magdeburg Law to Central and Eastern Europe”. En: Zeitschrift des Max-Planck-Instituts für europäische Rechtsgeschichte, 2014, nº 22, p. 81.

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