En 1876, el zar Alejandro II de Rusia promulgó un ucase –decreto– prohibiendo que se utilizara el ucraniano en la prensa escrita. Ciento cincuenta años antes, el gran Pedro I, había dictado otro animando a sus súbditos para que acudieran a San Petersburgo a construir la nueva capital del Imperio junto al cauce del río Neva; y, a mediados del siglo XVI, Iván IV reorganizó con este edicto la administración del Principado de Moscú. Son tan sólo tres casos de los muchos que ofrece la historia rusa. Los ucases –o ukazes, según cómo se transcriba la ortografía cirílica– han sido la forma jurídica que han adoptado los decretos en este país. Antiguamente eran más arbitrarios (como los que prohibieron que los hombres se dejasen barba o usaran ropas tradicionales) ahora se emplean como decretos presidenciales, por ejemplo, para nombrar embajadores; son más prácticos y carecen de ese matiz de injusticia y tiranía con el que solían identificarse.
En cuanto a la hawala es el ancestral sistema musulmán para transferir dinero, basándose en la mutua relación de confianza entre el depositante y el depositario. De hecho, de él procede el término castellano aval. Este sistema de transferencia de fondos –que continúa empleándose hoy en día en el ámbito del Islam– ha estado en el punto de mira de las administraciones occidentales por si algunos grupos pudieran estar aprovechándose de la hawala para financiar actividades delictivas o blanquear capitales. Se desconoce el volumen de dinero que mueven por este sistema los intermediarios (hawaladares), pero se calcula que son billones de dólares. Existe un curioso auto de la Audiencia Nacional (761/2008, de 23 de octubre) donde este órgano judicial explicó su origen: la implantación de la Hawala está documentada desde los tiempos del Califato Abbasida (siglo IX). Se trata de una práctica originada en usos comerciales muy antiguos. Tiene modalidades como el "fei-ch ien" (dinero volador) en China; "hundí" en la India; "Padala" en Filipinas; "huí" en Vietnam y "hawala" que predomina en Oriente medio, Pakistán, Afganistán, Norte de África, y, en general, en países árabes y musulmanes. En aquéllos tiempos, el comercio internacional tenía como centro lo que hoy es el actual Iraq. Los comerciantes hacían negocios desde el África subsahariana hasta China ("la ruta de la seda", "la ruta de las especias"). Para subsanar el problema del transporte del dinero, los juristas idearon el sistema de Hawala, consistente en que "A" confiaba a "B" una carta solicitando de "C", residente en otra ciudad, que entregase a "A" una determinada cantidad de dinero a su llegada, a cargo de la cuenta de confianza existenteentre ellos que, posteriormente, efectuaban, entre si, la oportuna liquidación. La hawala es paralela a la invención del Shakk, de donde proviene nuestro "cheque" y fueron el origen del actual sistema bancario oficial. Actualmente la Hawaia constituye uno de los sistemas de flujos opacos de dinero. Que técnicamente se conocen como Sistemas Informales de Transferencia de valores (SITV).
Por último, los assizes fueron –salvando las distancias (porque el sistema británico del Common Law tiene muy poco que ver con el europeo continental)– los juzgados de lo penal de Gran Bretaña hasta tiempos muy recientes (1971). Desde el siglo XIII, la organización judicial inglesa se estructuraba en tres grandes órganos: los Magistrates' Courts (tribunales de magistrados, para los asuntos de menor importancia); los Local county courts (tribunales comarcales que se reunían trimestralmente) y los Assizes (tribunales que ya funcionaban desde el siglo XII para conocer las causas más graves relacionadas con homicidios, infanticidios, robos, asaltos, violaciones, falsificación de moneda… e incluso brujería). Históricamente, su momento de mayor apogeo coincidió con la Edad Media y las figuras de forajidos de leyenda como Robin Hood, que debían ser declarados proscritos expresamente mediante un proceso judicial celebrado en un Assize.
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