El método contable del debe y ha de haber, que se venía utilizando en la Toscana desde finales del siglo XIII, se extendió muy pronto a otras regiones italianas (Véneto, Lombardía y Piamonte). Por aquel entonces, este sistema para registrar las operaciones, de forma que cada partida asentada en el debe tuviera su propia contrapartida en el haber, coincidió con algunas circunstancias que favorecieron su implantación: mejoró la situación socioeconómica, que fomentó el desarrollo del comercio; se instalaron las primeras fábricas de papel, mucho más asequible que el pergamino para encuadernar los libros de cuentas (requisito consustancial de este sistema –a diferencia del método del pliego horadado– porque la encuadernación garantizaba que no se pudieran añadir –o eliminar– anotaciones de forma fraudulenta) y, sobre todo, porque, definitivamente, se implantó el uso de los números arábigos en lugar de los romanos que, como es fácil de suponer, complicaban sobremanera cualquier multiplicación o división.
En ese contexto, dos nombres rivalizan por ser considerados el maestro de este sistema de la cuenta y razón:
Por un lado, se encuentra Benedetto Cotrugli –prácticamente desconocido hasta finales del siglo XIX– que nació en la antigua ciudad de Ragusa (actual Dubróvnik, Croacia) en 1416. Gracias a su trabajo ejerciendo diversos cargos públicos en la corte de Alfonso V de Aragón, en Nápoles, aprendió este método contable al que dedicó el contenido del capítulo 13 del libro I –apenas cuatro páginas– de su obra Della mercatura et del mercante perfecto, bajo el título Dell´ordine di tenere le scritture mercantilmente, el 25 de agosto de 1458. El problema es que este libro permaneció inédito hasta su publicación en 1573, también en Venecia, por mediación de otro croata que vivía en la ciudad de los canales, el filósofo y matemático Franjo Petrić (más conocido por su nombre italianizado: Francesco Patrizio).
Y, por otra parte, tenemos a fray Luca Pacioli, nacido en el pequeño burgo de Sansepolcro (en la actual provincia de Arezzo, Toscana) en 1445. Fue uno de los grandes hombres del Renacimiento. Era monje franciscano, experto en álgebra y aritmética, profesor de matemáticas, creador de la sección áurea (el número de oro ó divina proportione, simbolizada en la letra griega phi: φ = 1,618034... como ideal de la belleza), pionero en el cálculo de probabilidades y autor de numerosos estudios sobre la proporcionalidad, con su amigo Leonardo da Vinci. Su libro Summa di Arithmetica, Geometrica, Proportioni et Proportionalità fue publicado en Venecia, en 1494; se trata de una obra muy detallada, lógica y con un marcado carácter divulgativo aunque también peca –a decir de los expertos– de cierta redacción algo farragosa, por mezclar el latín vulgar con términos italianos y de otras lenguas (imbroglio –maraña– lo llamó su propio autor) y porque los asientos no se formularon con una concisa anotación sino mediante párrafos muy profusos; aún así, Pacioli tuvo la virtud de reunir, en poco menos de treinta páginas, el primer tratado que recopilaba sistemáticamente los conceptos del método de la partida doble.
Por ese motivo, en 1896, el checo Karl Peter Kheil –uno de los grandes precursores de la historia contable– fue muy claro a la hora de valorar quién fue el auténtico maestro: (…) aunque Cotrugli escribió su tratado 36 años antes que el de Pacioli, no puede considerársele como primer maestro de la partida doble, pues (…) no vio la luz de la publicidad su trabajo hasta 79 años después de la edición de la obra Summa de Arithmetica, la que verdaderamente propagó ese sistema de cuenta y razón.
Muy buen post.. CLARO Y PRECISO!!
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