El estatuto jurídico de la Unión Internacional de Telecomunicaciones –una organización fundada en 1865 y que, en el marco del sistema de las Naciones Unidas, es la más importante en el campo de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC)– está formado por la Constitución y el Convenio de la UIT, firmados el 22 de diciembre de 1992 en Ginebra; las enmiendas que se aprobaron en las Conferencias de Plenipotenciarios de Kioto (1994), Mineápolis (1998) y Marrakech (2002) y dos reglamentos administrativos: el de Telecomunicaciones Internacionales (Melbourne, 9 de diciembre de 1988) y el de Radiocomunicaciones (Ginebra, 4 de julio de 2003).
El Art. 32.13 de este último Reglamento es el cuerpo legal donde se regula que la señal de socorro de radiotelefonía consiste en la palabra MAYDAY, pronunciada «meidei».
A continuación, se establece cómo transmitirla: La llamada de socorro enviada en la frecuencia 156,8 MHz (canal 16 de ondas métricas) deberá darse de la siguiente manera: la señal de socorro MAYDAY, transmitida tres veces; la palabra AQUÍ; el nombre del buque en peligro, transmitido tres veces; el distintivo de llamada o cualquier otra señal de identificación (…). El mensaje de socorro que sigue a la llamada de socorro deberá darse de la siguiente manera: la señal de socorro MAYDAY; el nombre del buque en peligro; el distintivo de llamada o cualquier otra señal de identificación (…); la posición en latitud y longitud o, si la latitud y longitud no se conocen o si no se dispone de tiempo suficiente, con respecto a un punto geográfico conocido; la naturaleza del peligro; el tipo de asistencia requerida; cualquier otra información de utilidad.
Al parecer, el origen de esta llamada de socorro surgió en 1923, por iniciativa del oficial de radio Frederick Stanley Mockford, mientras trabajaba en el aeródromo londinense de Croydon y hablaba con sus compañeros del aeropuerto parisino de Le Bourget. Mockford empleó el término Mayday adaptando fonéticamente a su lengua materna, el inglés, una errónea conjugación del francés m'aider, que creyó que se correspondía con el tiempo imperativo ayúdeme en la lengua de Molière.
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