jueves, 26 de junio de 2014

Los dos noes de Noruega a la Unión Europea

El reino de los fiordos formó parte de los cuatro países que negociaron la primera gran ampliación de la Comunidad Europea en los años 60 –junto a Irlanda, Dinamarca y Gran Bretaña– hasta que su proceso de adhesión quedó en suspenso por el veto del presidente francés, Charles de Gaulle, a la incorporación de los británicos. En 1970, con la llegada de George Pompidou al Elíseo, se pudo retomar la búsqueda de un acuerdo y, cuando todo parecía indicar que estaba a punto de nacer la Europa de los 10, el club comunitario se quedó reducido a 9 Estados porque el Gobierno de Oslo, tras firmar la adhesión, decidió convocar un referéndum, el 25 de septiembre de 1972, para conocer la opinión de los ciudadanos y, por un escaso margen, venció el no [53,5%] frente a la opción europeísta [46,5%]. En la siguiente década, Grecia, Portugal y España llamaron a la puerta de Bruselas y, en los años 90, Noruega volvió a unirse a otros tres candidatos –esta vez: Suecia, Finlandia y Austria– con vistas a incorporarse en 1995 pero, de nuevo, se convocó un segundo referéndum el 28 de noviembre de 1994 y, por segunda vez, ganaron los partidarios del no [52,2%] frente al [47,8%] dejando a la Unión con 15 Estados miembro. En ambos casos, la retirada del proyecto europeísta se debió al temor que suscitaron los efectos de la incorporación en dos sectores clave de su economía nacional: la pesca y la agricultura.

A pesar de ambas negativas, hoy en día, la actual Europa de los 28 mantiene una estrecha relación con este país nórdico en el marco del Espacio Económico Europeo (EEE) –en inglés: European Economic Area (EEA)– que cuando se creó, en 1993, se definió como un mercado único cuyo objetivo es facilitar los intercambios entre la Comunidad Europea y los países de la Asociación Europea del Libre Comercio [EFTA] que, actualmente, tan solo está integrada por Islandia, Liechtenstein y Noruega [Suiza –que también es miembro de la EFTA– no aprobó su acceso al EEE en un referéndum que celebró el 6 de diciembre de 1992].

Aunque el EEE no constituye un mercado sin fronteras ni tampoco es una unión aduanera, sí que extiende a Noruega, parcialmente, las cuatro libertades de circulación del mercado único –mercancías, servicios, personas y capitales– y establece un régimen de intercambios destinado a asegurar el respeto de las normas de competencia; de hecho, Oslo forma parte del Espacio Schengen; coopera con Eurojust, para luchar contra la delincuencia; participa en Europol, la Oficina Europea de Policía; y aplica los criterios de Dublín a la hora de resolver las solicitudes de asilo… de modo que Noruega mantiene una relación muy especial y cercana con la Unión Europea, aunque dijera dos veces que no a Bruselas.

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