A mediados del siglo XX, la ropa solía confeccionarse con fibras naturales de algodón o lino y las lavadoras –un electrodoméstico que, ya por aquel entonces, comenzaba a formar parte del mobiliario habitual de muchos hogares– no necesitaban más allá de dos sencillos programas de lavado para mantener limpias todas las prendas; pero, a partir de los años 60, la industria textil desarrolló nuevos materiales para adaptarse a las modas y se produjo un notable incremento del comercio internacional entre países que se expresaban en distintos idiomas, lo que planteó el problema de que los consumidores y los profesionales del sector de las lavanderías no pudieran entender las indicaciones contenidas en las etiquetas. Para solucionar esta situación, en 1963, Francia, Bélgica, los Países Bajos, Luxemburgo, Alemania y Suiza fundaron en París el Groupement International d’Etiquetage pour l’Entretien des Textiles (GINETEX) o Asociación Internacional para las Etiquetas de Cuidado Textiles que, hoy en día, con más de una veintena de Estados miembro –España, desde 1981– es la institución que se encarga de establecer las normas que conforman el Sistema Internacional de Etiquetas de Cuidado.
Los conocidos pictogramas de la tina, el triángulo, el cuadrado, la plancha y el círculo que figuran en el etiquetado de la ropa para indicar cómo debe ser tratada, surgieron durante un simposio internacional que GINETEX celebró en la capital francesa en 1975 en el que se promovió establecer unos símbolos relativos, respectivamente, al lavado, para conocer la temperatura máxima que puede alcanzar el agua cuando se lave esa prenda (washing); el blanqueado, para utilizar o no lejía (bleaching); el secado, por si en el proceso no se puede introducir la ropa en una secadora (drying); el planchado (ironing) y, por último, el cuidado profesional de textiles (professional textile care) para identificar aquella ropa que se puede lavar en seco. Y todo ello, siguiendo siempre el orden que se prescriba: desde el lavado hasta el mantenimiento profesional.
Junto a este sistema creado y patentado por GINETEX, en el mundo también coexisten otras instrucciones muy similares en Canadá y Estados Unidos –que se armonizaron a raíz de firmar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA)–, Japón y la propia Unión Europea.
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