Con la derrota del Imperio Alemán al finalizar la I Guerra Mundial, el triunfo de la revolución bolchevique en Rusia provocó un clima de alzamientos en distintos lugares de Europa en general y de Alemania, en particular. (…) el grupo más extremista, el que quería seguir el ejemplo ruso, intentó una revolución en Berlín casi en cuanto se firmó el armisticio. Estos hombres se llamaban a sí mismos espartaquistas, como Espartaco, el líder de la revuelta de los esclavos de Roma, y lo cierto es que tuvieron muy poco éxito, aunque en la capital se estuvieron oyendo tiros durante unos cuantos meses. Luego, en 1919, se creó el Partido Comunista de Alemania, que derivaba de los espartaquistas, y que recibió un duro revés cuando sus oponentes de la derecha asesinaron a sus dos lideres, Karl Liebnecht y Rosa Luxemburgo. (…) En Munich, antigua capital de Baviera, durante unos cuantos meses del año 1919 estuvo funcionando un soviet, un consejo de trabajadores, que seguía el mismo esquema de los existentes en Rusia. Sin embargo, este soviet fue disuelto por bandas de antiguos soldados armados, los llamados Freikorps, que odiaban al socialismo y al comunismo y los consideraban un signo de degeneración [1].
Aquella breve República Soviética de Baviera o “Sóviet de Baviera” (del 7 de abril al 3 de mayo de 1919) se instauró tras unos meses de revueltas que culminaron, por un lado, con la huída a Salzburgo (Austria) del rey Luis III de Baviera, a finales de 1918, poniendo fin a la secular monarquía de la Casa de los Wittelsbach y, con ella, al Reino de Baviera; y por otro, con el efímero Estado Popular de Baviera que lo sustituyó, bajo la presidencia de Kurt Eisne, un polítcio socialista que proclamó la República el 8 de noviembre de 1918 pero fue asesinado el 21 de febrero de 1919. Su magnicidio ocasionó graves disturbios incluso en el propio Parlamento bávaro, donde el líder socialdemocráta Erhard Auer llegó a ser tiroteado. En esa caótica inestabilidad se proclamó el Sóviet y el nuevo líder de los socialistas, Johannes Hoffmann, tuvo que huir de Múnich refugiándose con parte del gobierno en la ciudad de Bamberg, al norte del Estado, donde se promulgó la nueva Constitución Estatal de Baviera [«Constitución de Bamberg» o Bamberger Verfassung (BV)] el 14 de agosto de 1919.
Bamberg (Baviera | Alemania) |
Aunque en el siglo XIX, Baviera ya había adoptado otras dos constituciones –en 1808 y 1818– su tercera ley fundamental de 1919 fue la primera que tuvo carácter democrático; estableciendo el Estado Libre de Baviera en el seno del desaparecido Imperio Alemán (Art.1) que, tras el fin de la I Guerra Mundial, cambió su forma de gobierno con la denominada República de Weimar, por el nombre de la ciudad en que se reunió la Asamblea Constituyente [2] que, tres días antes, adoptó la «Constitución de Weimar» de 11 de agosto de 1919. Hoy en día, de esta Carta Magna aún se mantienen en vigor los Arts. 136 a 139 y 141; considerados parte integrante de la actual Constitución de la República Federal de Alemania, de 23 de mayo de 1949; como dispone el Art. 140 de la Grundgesetz für die Bundesrepublik Deutschland (GG); a la que, en España, solemos denominar «Ley Fundamental de Bonn» [3].
Aquellos primeros años de la república alemana fueron oscuros y agitados tras la derrota de la Gran Guerra y la posterior humillación por las reparaciones acordadas por los aliados vencedores en el Tratado de Versalles, de 28 de junio de 1919, el intento revolucionario socialista fue aplastado por la unión del ejército con las clases más reaccionarias y se “barrió” al emperador –en referencia al káiser Guillermo II de Hohenzollern, que abdicó– y a las viejas monarquías subordinadas [2] –como la mencionada Casa Real bávara de los Wittelsbach–.
En ese contexto histórico, la «Constitución de Bamberg» supuso un gran logro para su época; destacó por el catálogo de derechos que reconoció a los nacionales bávaros –desde la igualdad ante la ley o la libertad de creencia y conciencia al innovador derecho a interponer un recurso de amparo (Art. 93)– y por establecer una democracia representativa parlamentaria, con una sola cámara, dotada de amplios poderes; asimismo, limitó la autoridad del Primer Ministro hasta convertirlo en un mero “primus inter pares” dentro del Gobierno y sin competencias políticas (Art. 62).
La BV entró en vigor el 15 de septiembre de 1919 y mantuvo su vigencia hasta que fue derogada por el Art. 186 de la actual Carta Magna bávara de 2 de diciembre de 1946.
Citas: [1] GRAY, R. Hitler y los alemanes. Madrid: Akal, 2006, pp. 5 y 6. [2] AA.VV. Geographica. Tomo III. Barcelona: Plaza & Janés, 1968, pp. 31 y 32. [3] GÓMEZ ORFANEL, G. Las constituciones de los estados de la Unión Europea. Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 1996, p. 80.
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