miércoles, 28 de mayo de 2025

Sedes del poder (XVIII): el «Palacio de la Federación» de Yugoslavia

Al referirse al Movimiento de Países No Alineados (NOAL o NAM) -el propio concepto de «no alineado» no fue bautizado [así] hasta la cumbre de Lusaka en 1970, si bien su origen se remonta a 1952- la investigadora Beatriz Fraguela se refiere a que: (…) los gobernantes que pronto encarnaron la dirección del NOAL venían de los dos campos rivales: Nehru, su inspirador, que llevó a la India fuera del Imperio Británico e intentó emular los planes quinquenales soviéticos; Nasser el carismático líder nacionalista egipcio y Tito, el jefe contestatario del comunismo yugoslavo enfrentado a Moscú. Tal conjunción de poderes fue visto como una homogeneización de posiciones, que les permitirían globalizarse en un mundo bipolar [1] encabezado por los Estados Unidos y la, por entonces, Unión Soviética. En ese contexto, la I Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno del Movimiento de Países No Alineados se celebró en Belgrado (en aquel momento, capital yugoslava; hoy en día, serbia) en 1961, con el mencionado mariscal Tito [Josip Broz (1892-1980)] ejerciendo como anfitrión en el nuevo «Palacio de la Federación» de Yugoslavia que se inauguró con motivo de aquella solemne ocasión.


Como muchas otras capitales de Europa del Este, tras la II Guerra Mundial, las autoridades yugoslavas decidieron construir una Nueva Belgrado en la orilla contraria del río Danubio, cuyo epicentro sería el «Palacio de la Federación» que comenzó a construirse en 1947 de acuerdo con el diseño arquitectónico del equipo dirigido por Vladimir Potočnjak (1904-1952) -el arquitecto croata que ganó el concurso- con un cuerpo central y dos secciones laterales, enmarcado en la corriente artística del realismo socialista que se caracterizó por la monumentalidad y la idea de un orden institucional sin fisuras [2], lo que suponía que los edificios también se encontraban supeditados al poder político que lo monopolizaba todo. Pero, en 1948, Tito rompió con Stalin y la precaria Yugoslavia se halló, en 1949, en la necesidad de hacer frente al bloqueo económico en los países de régimen comunista, y firmó varios acuerdos con Estados occidentales [3].


La construcción del Palacio se detuvo hasta 1954 cuando la situación del país ya había cambiado; pero, al retomarse las obras, Potočnjak había fallecido y el arquitecto serbio Mihailo Janković (1911-1976) -discípulo de la Bauhaus- modernizó sus propuestas y corrigió sus deficiencias con una segunda galería y nuevos atrios que aportaban luz al eje central, tratando de eliminar las habituales connotaciones ideológicas. El resultado fue una lujosa construcción que dedicó un espacio a las seis repúblicas de la Federación [Serbia, Croacia, Eslovenia, Montenegro, Macedonia (del Norte) y Bosnia y Herzegovina] que cada una decoró con sus propios artistas, materiales y diseños tradicionales; por ejemplo, el muro de piedra tan característico de la obra de Oton Gliha preside el Salón de Croacia y el estilo de Zlatko Ugljen fusiona el colorido salón de Bosnia y Herzegovina (ambos en las siguientes imágenes)


No olvidemos que, ya entonces, el país de los eslavos del sur se presentaba bajo una notable heterogeneidad desde el punto de vista étnico, lingüístico, cultural y económico [3]. El Palacio trató de ofrecer al mundo, precisamente, una imagen de unidad de todos los pueblos que componían la República Federal cuando acogió la inauguración de la I Cumbre del Movimiento de Países No Alineados el 6 de septiembre de 1961.


El edificio con forma de H cuenta con más de setecientos despachos, una docena de salones de conferencias, seis salas y un inmenso salón que hoy se llama de Serbia como el propio Palacio [«Palata Srbije»], tras la traumática desintegración de la Federación; hoy en día es la sede de diversos ministerios serbios; se emplea para celebrar las recepciones oficiales de los mandatarios extranjeros que visitan Belgrado; y los salones que tuvieron nombres de otras naciones se rebautizaron por sus colores predominantes.

Citas: [1] FRAGUELA, B. “Movimiento de Países No Alineados. ¿Alternativa contrahegemónica o la farsa de la equidad en el poder?”. En: Revista Ábaco, 2008, nº 58, p. 47. [2] FLORES PAZOS, C. “La vanguardia arquitectónica del Realismo Socialista”. En: Cuaderno de notas, 2002, nº 9, p. 90. `3+ BURREL, G. (Dtor). Geographica. El hombre y la tierra. Europa IV. Barcelona: Plaza y Janés, 1969, pp. 164 y 168.

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