Como ya tuvimos ocasión de comentar en otra entrada de este blog, el 25º presidente de los EE.UU., William McKinley, fue el tercer Jefe de Estado asesinado en este país –tras Abraham Lincoln y James A. Garfield– cuando recibió en el abdomen una de las dos balas que un joven anarquista natural de Ohio pero de origen polaco, Leon Czolgosz, le disparó con su revólver durante la visita institucional al Temple of Music de la Exposición Panamericana de Búfalo. Ocurrió la tarde del 6 de septiembre de 1901, McKinley falleció ocho días más tarde y, en apenas mes y medio, el asesino fue juzgado y condenado a morir en la silla eléctrica de la célebre prisión neoyorquina de Auburn, el 29 de octubre de 1901. Tras el magnicidio, el vicepresidente Theodore “Teddy” Roosevelt accedió al despacho oval como 26º presidente estadounidense y, durante su primer mandato, nombró Fiscal General del Estado al hasta entonces Secretario de Marina (la Armada), el abogado Charles Joseph Bonaparte (imagen inferior) en sustitución de William Henry Moody que fue promocionado al Tribunal Supremo.
El nuevo fiscal Bonaparte [Baltimore (Maryland), 1851-1921] era nieto del príncipe Jérôme Bonaparte, hermano pequeño del célebre emperador Napoleón I de Francia (de hecho, el propio FBI aún lo describe, hoy en día, como el único miembro auténtico de la realeza que ha llegado a trabajar en la política estadounidense). En 1872 se graduó en la Facultad de Derecho de Harvard, completó su formación jurídica en Cambridge (1875) y fue admitido en el precedente de la actual Maryland State Bar Association (salvando las distancias, su Colegio de Abogados) para ejercer la abogacía en su ciudad natal hasta que, a comienzos del siglo XX, con fama de ser un republicano reformador y progresista, prolífico escritor, católico practicamente y defensor de la ley se incorporó a la nueva administración Roosevelt (1905).
No hay comentarios:
Publicar un comentario