lunes, 19 de septiembre de 2022

La pionera «Cátedra Woodrow Wilson» de relaciones internacionales

El 11 de noviembre de 1918 se firmó el «Armisticio de Compiègne». Como sabemos, en el vagón de aquel tren, las delegaciones del Imperio Alemán y los Aliados pusieron fin a la I Guerra Mundial, tras la derrota del ejército del káiser Guillermo II. Pocos días más tarde, el Consejo de la Universidad de Aberystwyth [Gales (Reino Unido)] recibió una carta del industrial y parlamentario local Lord David Davies of Llandinam (1880-1944), promotor de la Welsh League of Nations Union (WLNU), para donar al centro –en su nombre y el de sus hermanas, Gwendoline y Margaret– la suma de 20.000 libras esterlinas de la fortuna familiar, lograda gracias al negocio del acero, con el objetivo de establecer una cátedra de relaciones internacionales que rindiera homenaje a los estudiantes fallecidos durante la Gran Guerra, para que sus compañeros pudieran estudiar los problemas relacionados con el derecho y la política, en el ámbito de la recién fundada Sociedad de Naciones, divulgando el conocimiento y la ilustración en todos los países del mundo [1]. Aquella carta también se publicó en el ejemplar del periódico The Times del 7 de diciembre de 1918 [1].

Como resultado, en la primavera de 1919 se creó la «Woodrow Wilson Chair of International Politics», pionera en este ámbito del conocimiento jurídico en todo el mundo, nombrando tanto a su primer titular, el académico inglés Alfred Eckhard Zimmern (1879–1957), el candidato ideal para el filántropo Lord Davies, como a un profesor, Lord Sydney Herbert (1810-1861). Con el estudio y el fortalecimiento de las organizaciones internacionales y el Derecho Internacional, [Davies] esperaba que el mundo nunca más tuviera que pasar por lo que había sido testigo entre 1914 y 1918 [2].

Sam Morse | Lord Davies (s. XX)

Sin embargo, según el internacionalista británico Ken Booth, el mecenas galés acabó arrepintiéndose de haber creado aquella cátedra –asociada al iluste nombre del presidente de los Estados Unidos [1], el abogado Woodrow Wilson (1856-1924); gran precursor del estudio de los asuntos internacionales con la fundación de The Inquiry en 1917 y por su célebre discurso de 1918 con el único programa posible que, en su opinión, debía seguirse para lograr la paz mundial– cuando en los años 30 se abandonó el utópico carácter inicial, que fomentaba los estudios sobre cooperación entre las naciones, en favor de un realismo acorde con los acontecimientos previos a la II Guerra Mundial, siendo ya responsable del departamento el historiador londinense Edward Hallett Carr (1892-1982).

Mientras que Lord Davies y Zimmern defendían observar las relaciones internacionales para analizar los acontecimientos y extraer conclusiones; Carr consideraba que aquel planteamiento utópico era débil e inexistente, por lo que defendió un punto de vista más realista: (…) con el objetivo deliberado de contrarrestar el flagrante y peligroso defecto de casi todo el pensamiento, tanto académico como popular, sobre la política internacional en los países de habla inglesa desde 1919 hasta 1939: el descuido casi total del factor poder [3].


Aunque es evidente que la «Cátedra Woodrow Wilson» no fue el origen de las relaciones internacionales –basta recordar que el cono de Entemena narra la mediación que puso fin al conflicto que enfrentaba a las ciudadaes-estado mesopotámicas de Lagash y Umma allá por el siglo XXIV a.C.– ni tampoco de los estudios sobre este campo -pensemos en Hugo Grocio y su regla expresada en el brocardo "aut dedere aut iudicare", del s. XVII-; sí es cierto que este primer departamento de la Universidad de Aberystwyth abrió las puertas a que todos los demás centros universitarios del mundo contaran con instituciones similares.

Citas: [1] STÖCKMANN, J. The Architects of International Relations: Building a Discipline, Designing the World (1914-1940). Cambridge: Cambridge University Press, 2022, p. 77 [2] BOOTH, K. “Security in anarchy: utopian  realism in theory and practice”. En: International Affairs (Royal Institute of International Affairs), 1991, vol. 67, nº 3, pp. 527 y 528. [3] EVANS, G. “E. H. Carr and international relations”. En: British Journal of International Studies, 1975, vol. 1, nº. 2, p. 79.

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