viernes, 19 de enero de 2024

Las otras «Naciones Unidas» en el género de la ciencia-ficción

En uno de sus discursos parlamentarios más famosos, Manuel Azaña (1880-1940) llegó a decir que: “Si Madrid no existiera sería preciso inventar –digámoslo así– la Capital federal de la República española, ya que Madrid es el centro (...) donde vienen a concentrarse todos los sentimientos de la Nación, donde surgen y rebotan a todos los ámbitos de la Península las ideas, saturadas y depuradas por la vida madrileña en todos sus aspectos” [1]. Parafraseando al que fuera Presidente de la II República Española podríamos afirmar que si en el mundo no existiera la ONU también habría que fundarla porque la comunidad internacional necesita una organización que reúna a todas las naciones del planeta en un único foro donde se resuelvan sus controversias, en común, y sus líderes aborden los asuntos relacionados con la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos en favor de la paz, la distensión y el desarme.

Ese razonamiento debe ser tan lógico que muchos de los creadores, guionistas y autores del género de la ciencia-ficción han pensado exactamente igual y, por ese motivo, en sus mundos de fantasía decidieron que -de una u otra forma- su referente tenía que ser una institución análoga a la ONU; por ejemplo, en el Hollywood de mediados del siglo XX, (…) la aparición de entidades trasnacionales como las Naciones Unidas en [las películas] “Cuando los mundos chocan” (1951) y en “Ultimátum a la Tierra” (1951), donde se recuerda que ésta “no representa a todas las naciones” del planeta; e incluso, las organizaciones interplanetarias como “United Planets” de “Planeta Prohibido” (1956) o la “Organización para la protección de todos los planetas” de “Ultimátum a la Tierra” (1951) [2].


Ya tuvimos ocasión de analizar con detalle la influencia de la Carta de las Naciones Unidas en el mundo de «Star Trek» y cómo llegó un momento en que esta ficción no solo superó aquella realidad en la que se inspiró sino que el argumento de la saga acabó creando un universo jurídico que alcanzó unas cotas que, hoy por hoy, se antojan inimaginables en el desarrollo de la ONU (sirva como ejemplo el «Tratado de Unificación» de la Tierra Unida que se firmó en la Plaza de la Concordia de París el 14 de julio de 2150).

A continuación, y sin ánimo exhaustivo, tan solo didáctico, vamos a enumerar otros cinco mundos ficticios donde soñaron con sus propias organizaciones internacionales; ninguna es auténtica pero todas ellas se esforzaron -al menos- en parecer verosímiles.


Babylon 5 [Richard Compton (1993)]: Era el amanecer de la tercera era de la humanidad, diez años después de la guerra entre la Tierra y el Imperio Minbari. El Proyecto Babylon era un sueño que había cobrado forma. Su objetivo: prevenir otra guerra creando un lugar donde humanos y alienígenas conviviesen en paz. Es un puerto de encuentro; un hogar lejos del hogar para diplomáticos, vividores, empresarios y viajeros de cien mundos. Humanos y alienígenas envueltos en dos millones quinientas mil toneladas de acero en rotación, solos en la noche. Puede ser un sitio peligroso, pero es nuestra última y única esperanza de paz. Esta es la historia de la última de las estaciones Babylon. El año es 2258. El nombre del lugar BABYLON 5. Uno de los protagonistas de esta serie de TV, el personaje del Comandante Sinclair, comenzaba así cada episodio de la primera temporada (1994). El Consejo de la Liga de Mundos No Alineados [League of Non-Aligned Worlds] se reúne en esa estación espacial -Babylon 5- situada en órbita sobre La Tierra para que los humanos puedan dialogar en paz con las demás razas del cosmos (centauri, narn, minbari...). En cuanto a La Tierra, todo el planeta se unificó bajo la Alianza Terrestre; una república federal con sede en el Earthdome de Ginebra (Suiza).


• El Quinto Elemento [Luc Besson (1997)]: (…) la existencia de un Quinto Elemento que entre en contacto con los cuatro elementos de la naturaleza podrá vencer los poderes del Mal Absoluto. En el año 2259, el malvado Zorg quiere hacerse con las piedras que simbolizan la tierra, el mar, el aire y el agua, para que el Mal conquiste el universo [3]. El gobierno de toda la humanidad lo ejercen los Territorios Federados (Federated Territories).


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Futurama [Matt Groening (1999)]: el creador de Los Simpson dio el salto a la Nueva York del siglo XXXI con una empresa de repartos que entrega mercancías por todo el universo dirigido por la Orden Democrática de Planetas [Democratic Order of Planets (DOOP)] de la que forma parte una Tierra unificada con capital en Washington (de ahí el diseño de su bandera).


Iron Sky [Timo Vuorensola (2012)]: esta producción finlandesa (un filme de ciencia ficción sobre un asentamiento nazi en el lado oscuro de la luna) comprende una intensa participación de los fans. Su equipo de producción había triunfado con “Star Wreck: In the Pirkinning”, otra película de ciencia ficción que produjeron con la colaboración y contribución de 3.300 fans y que se estrenó en internet en 2005. (…) los productores quisieron basarse en este exitoso modelo. El proyecto consiguió seis millones de euros mediante canales de financiación de películas tradicionales (…) [y buscaron] otros 900.000 de las manos de fans y partidarios [4]. En su paródico mundo, la “ONU” se ha convertido en una confederación de naciones: la United World Confederacy. Tuvo una secuela en 2019.


• Halo [Steven Kane y Kyle Killen (2022)]: la serie de televisión del popular videojuego de disparos diseñado para el estreno de la consola Xbox ha dado lugar a un curioso universo donde las Naciones Unidas forman parte de una organización mayor, el Gobierno Unificado de la Tierra [Unified Earth Government (UEG)] -establecido en el año 2075 como entidad supranacional terrestre con sede en Sidney (Australia) cuando el ser humano comenzó a colonizar el espacio- que, a su vez, también comprende el Comando Espacial de las Naciones Unidas [United Nations Space Command (UNSC)]; una agencia militar que se creó cuando todos los ejércitos del planeta Tierra se reunieron en 2163. Desde el punto de vista del derecho ficción, Halo resulta muy singular por su propuesta de que diversas razas alienígenas hubieran alcanzado un pacto (el Covenant, en la ficción) para fundar un imperio teocrático que aniquilase a la humanidad aunque, en el siglo XXVI, ambos mundos sellaron la paz mediante el Tratado de 2552.


En otra ocasión hablaremos de la República Galáctica de Star Wars [La Guerra de las Galaxias] y su Senado, ubicado en la ecumenópolis de Coruscant.

Citas: [1] PÉREZ VAQUERO, C. Con el Derecho en los talones. Valladolid: Lex Nova, 2010, pp. 106 y 107. [2] GARCÉS MORALES, O; MARTÍNEZ FERNÁNDEZ, D. & PÉREZ VELÁSQUEZ, J. A. Estados Unidos en el cine de ciencia ficción. Hollywood 1950-2010. Cali: Universidad del Valle, 2017. [3] SÁNCHEZ, S. Películas claves del cine de ciencia-ficción. Barcelona: Robinbook, 2007, p. 205. [4] JENKINS, H.; FORD, S. & GREEN, J. Cultura Transmedia. La creación de contenido y valor en una cultura en red. Barcelona: GEDISA, 2015.

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