miércoles, 25 de octubre de 2023

La singular forma de Gambia

El 3 de septiembre de 1783, el diplomático inglés David Hartley (miembro del Parlamento del Reino Unido; en representación de Jorge III, rey de Gran Bretaña e Irlanda) y tres de los padres fundadores de los Estados Unidos de América (John Adams, Benjamin Franklin y John Jay) firmaron los diez artículos del Tratado de París -también llamado Tratado de Versalles- que reconoció la soberanía de las Trece Colonias británicas de la Costa Este norteamericana que ya se habían proclamado independientes de su metrópoli el 4 de julio de 1776 en Filadelfia (Pensilvania); pero, en la capital francesa, además de ponerse fin a la American Revolutionary War, la delegación inglesa firmó otros tres convenios de paz cristiana, universal y perpétua, así por mar como por tierra, con España (que recuperó Menorca pero no Gibraltar), los Países Bajos (recibieron Sumatra) y Francia que entregó a las autoridades de Londres el cauce del río Gambia situado dentro del territorio de Senegal que continuó dependiendo del Gobierno de París.

Antes que ellos, los mercaderes musulmanes ya se habían asentado a lo largo del oblongo territorio gambiano, en los siglos IX y X, para comerciar con oro, marfil y esclavos a través del Sáhara; más tarde formó parte de los antiguos imperios de Ghana, Songhái y Malí; y, a partir del siglo XV, por el río se internaron portugueses, neerlandeses, franceses, ingleses e incluso curlandeses [caso único en la historia africana del extinto Ducado de Curlandia, hoy Letonia, que se estableció en la desembocadura del Gambia en el Océano Atlántico construyendo varios fuertes en sus márgenes]. Como recuerda Mark Williams, tras lograr su independencia en 1965, hoy en día nos encontramos ante el país más pequeño del continente africano [por tener una referencia para comparar su superficie, equivale más o menos a la extensión de Navarra]. Es una pequeña porción de tierra bruscamente insertada en el costado de su vecino mucho más grande y más rico, Senegal [1]. (…) una lengua de tierra, con una anchura media de 40 kilómetros, a caballo del río que le da nombre, y que se extiende más de 300 kilómetros en el interior del continente, estando su territorio totalmente rodeado por el de Senegal, a excepción de su franja marítima, sin que ni siquiera ocupe la totalidad de la cuenca del río homónimo, que tiene sus fuentes en la República de Guinea-Conakry [2].


Como el Tratado de París de 1783 dispuso que ese cauce fluvial pertenecía a los británicos, cuenta una leyenda popular -de acuerdo con el diario de viaje de Williams- que sus fronteras se definieron midiendo qué tan lejos podía llegar una bala al ser disparada desde el cañón de un barco en medio del río. Claramente no es cierto, pero es una linda historia [1]. Aunque sea un mito, gambianos, historiadores y viajeros suelen relatarla siempre: The Gambia, su denominación oficial, es apenas una estrecha franja de terreno que se estira a ambos lados del río del mismo nombre: unas fronteras absurdas heredadas de la colonización, cuando los británicos quisieron poner una cuña fluvial en medio de un Senegal que estaba controlado por los franceses. Según la leyenda, un barco militar inglés recorrió el río aguas arriba disparando sus cañones a babor y estribor, y las fronteras se fijaron allí donde caían los proyectiles [3]. Anécdota que, en España, nos recuerda al método con el que se trazaron los límites de Melilla.

La definitiva frontera senegambiana se acordó el 10 de agosto de 1889 en una convención anglofrancesa que delimitó el Protectorado de Gambia y la Colonia de Senegal remontando el curso del río hasta Yarbutenda, donde aún resultaba navegable para las embarcaciones británicas [4]. Allí, se dice, que la cañonera británica disparó el último proyectil para señalar el límite oriental.

NB: la regla de emplear las balas disparadas por un cañón responde al aforismo latino de terrae dominum finitur, ubi finitur armorium vis (el dominio sobre la tierra acaba donde termina el alcance de las armas; generalmente, unas tres millas náuticas). Un principio que, en inglés, se conoce como la cannon-shot rule.

Citas: [1] WILLIAMS, M. África Occidental es mi jardín: La vida de un expatriado en Gambia y más allá. Babelcube Incorporated, 2015. [2] MARIÑAS OTERO, L. “El proceso de integración entre Gambia y Senegal”. En: Revista de Política Internacional, 1976, nº 144, 1976, p. 273. [3] MALINIAK, T. “Gambia, el país más pequeño de África”. En: Viajar, 2011, nº 387, p. 106. [4] BISSET ARCHER, F. The Gambia Colony and Protectorate: An Official Handbook. Londres: Frank Cass & Co., 1967, p. 84.

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