jueves, 31 de enero de 2013

Medioambiente (XIV): los desechos espaciales

A finales de los años 50, la antigua Unión Soviética y los Estados Unidos comenzaron una frenética carrera para ser los primeros en conquistar la nueva frontera del espacio exterior y, excepcionalmente, las Naciones Unidas reaccionaron con rapidez, de modo que tan solo un año después de que Moscú lanzara el Sputnik 1, la ONU impulsó la redacción de lo que se denomina corpus iuris spatialis, un conjunto de tratados internacionales que regulan el Derecho Espacial y que, básicamente, se redactaron entre los años 60 y 70. Por ese motivo, hasta cierto punto es lógico que, entonces, ninguna de estas disposiciones se planteara un problema que acabaría generándose con el paso del tiempo: las toneladas de basura espacial (space debris, por su denominación anglosajona) que se van acumulando en la órbita terrestre, con el consiguiente riesgo de colisiones y de daños producidos porque estos objetos reentren en nuestra atmósfera y caigan a La Tierra.

Desde 1994, el Subcomité técnico y científico del COPUOS [Comisión sobre la utilización del Espacio Ultraterrestre con Fines Pacíficos (Committee on the Peaceful Uses of Outer Space); el único órgano legislador espacial a nivel mundial, como lo ha definido el representante de la delegación española, Rafael Moro Aguilar) examinó, por primera vez y con carácter prioritario, el asunto de los desechos espaciales. Desde entonces, la Asamblea General de la ONU ha hecho suyas las directrices del COPUOS para la reducción de esta basura espacial, invitando a los Estados Miembros a que apliquen esas directrices mediante mecanismos nacionales pertinentes (A/RES/62/217, de 22 de diciembre de 2007, sobre Cooperación internacional para la utilización del espacio ultraterrestre con fines pacíficos).

Sus actuales siete directrices para mitigar los efectos de los desechos espaciales (Space Debris Mitigation Guidelines) se publicaron en Viena (Austria) –sede del COPUOS– en enero de 2010 y se aplican en las fases de planificación de la misión; diseño, fabricación y funcionamiento (lanzamiento, misión y eliminación) de las naves espaciales y en las etapas orbitales de vehículos de lanzamiento. Básicamente, son las siguientes: limitar los desechos liberados durante las operaciones normales, minimizar la posibilidad de desintegraciones durante las fases operativas, limitar la posibilidad de una colisión accidental en órbita, evitar la destrucción intencional y otras actividades que puedan resultar perjudiciales, minimizar las rupturas de la energía almacenada una vez que haya concluido la misión, limitar la presencia a largo plazo de naves espaciales y vehículos de lanzamiento en la órbita baja de La Tierra al finalizar su misión y, finalmente, limitar la interferencia de estas naves y vehículos con la órbita geoestacionaria.

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