
Del 10 al 15 de enero de 1975 se reunieron en el Algarve, por un lado, el Estado portugués y, por otro, tres movimientos de liberación nacional angoleños [el Frente Nacional para la Liberación de Angola (FNLA), el Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA) y la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA)], que las autoridades de Lisboa consideraban como os únicos e legítimos representantes do povo angolano (Art. 1), con el fin de negociar el proceso y el calendario de fechas para alcanzar la independencia de la antigua colonia del África austral. El resultado fue el «Tratado de Alvor» que se firmó en esta localidad del término municipal de Portimão, el 15 de enero de 1975 y, como consecuencia, el Art. 2 del tratado proclamó que o Estado Português reafirma, solenemente, o reconhecimento do direito do povo angolano à independência; una independência e soberania plena de Angola que, de acuerdo con el Art. 4, serão solenemente proclamadas em 11 de Novembro de 1975, em Angola, pelo Presidente da República Portuguesa ou por representante seu, expressamente designado. Entre ambos preceptos, el Art. 3 delimitó las fronteras del nuevo Estado africano: Angola constitui uma entidade, una e indivisível, nos seus limites geográficos e políticos actuais e neste contexto, Cabinda é parte integrante e inalienável do território angolano.

Para la investigadora Cláudia Generoso de Almeida, este acuerdo (…) inspirado en el propio proceso revolucionario portugués -recordemos que ese mismo año estalló la Revolución de los Claveles (el famoso 25 de abril)- estipulaba elecciones generales para elegir una Asamblea Constituyente en octubre de ese mismo año con la independencia oficial del país marcada para noviembre. Por otro lado, los tres movimientos de liberación eran considerados los exclusivos representantes del pueblo de Angola y, por consiguiente, los únicos partidos que podían competir en esas elecciones. (…) Sin embargo, la desconfianza permanente entre los tres movimientos nacionalistas supeditó el compromiso de las partes al acuerdo. Parecía claro que los tres jamás aceptarían compartir el poder. Con ese telón de fondo, los conflictos empezaron en marzo de 1975, inicialmente entre el MPLA y el FNLA y posteriormente entre el MPLA y la UNITA. (…) A pesar de las violaciones del Acuerdo de Alvor, el 10 de noviembre de 1975 el alto comisario portugués, el almirante Leonel Cardoso, proclama la independencia de Angola y su plena soberanía a las 0 horas del día 11 [1].
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| Negociaciones del Tratado de Alvor |
De ese modo, Angola logró su independencia…. pero, casi de inmediato, se desató una lucha por el poder que enfrentó a los antiguos movimientos de liberación en una larga Guerra Civil. Aún así, el «Tratado de Alvor» se intentó salvar pocos meses más tarde con la firma del «Tratado de Nakuru» (una localidad de Kenia), de 21 de junio de 1975 -reunión a la que asistieron los líderes de MPLA, FNLA y UNITA- pero la frágil tregua que se negoció tampoco prosperó. La resolución A/RES/31/44, de la Asamblea General de las Naciones Unidas, de 1 de diciembre de 1976, admitió a la, por aquel entonces, República Popular de Angola en el seno de esta organización internacional y, a partir de ese mismo año, el órgano plenario de la ONU se mostró profundamente preocupada por la extensa destrucción y daños que sufrió la infraestructura social y económica de Angola en el curso de la lucha por la independencia y en defensa de su soberanía nacional (A/RES/31/188, de 21 de diciembre de aquel mismo año) y sus resoluciones sobre la asistencia internacional para la rehabilitación económica de Angola entraron a formar parte habitual de su agenda. Por su parte, la resolución 626 (1988) del Consejo de Seguridad, de 20 de diciembre de 1988, estableció la Misión de Verificación de las Naciones Unidas en Angola.
A grandes rasgos, el conflicto armado se extendió, en cuatro fases, como veremos al final, entre 1975 y 2002, y acabó internacionalizado tanto por la rivalidad existente entre los grandes bloques que caracterizó la Guerra Fría (su intervencionismo eligió Angola como teatro de operaciones para apoyar a uno u otro de los movimientos) como por los efectos colaterales de otros enfrentamientos regionales cercanos (por ejemplo, las luchas internas en el Zaire o Sudáfrica, cada uno con sus propias alianzas).
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| Acuerdos de Paz de Bicesse |
Tras intensificarse la guerra civil durante los años 80, con el cambio de década la antigua metrópoli consiguió el apoyo de los observadores de Estados Unidos y la Unión Soviética para que el MPLA -en el Gobierno de Luanda- firmara con UNITA los «Acuerdos de Paz de Bicesse» el 31 de mayo de 1991 en esa urbanización de Estoril (Portugal), para lograr un alto el fuego, la reconciliación nacional, la apertura al pluralismo sociopolítico y la convocatoria de las primeras elecciones multipartidistas (presidenciales y legislativas) [2]; a lo que (…) siguió un corto periodo de paz, desarrollo y bienestar para el pueblo angoleño [3]. Aquel cese de hostilidades sentó las bases de un nuevo estado de derecho democrático, abandonando las bases de inspiración socialista anteriores [2] en un contexto global que también había experimentado profundos cambios tras la caída del Muro de Berlín y la posterior implosión de la URSS, que supuso la desaparición de gran parte del bloque comunista y su ideología marxista-leninista [2].
Lamentablemente, su implementación -incluyendo la celebración de las primeras elecciones mulipartidistas de la historia angoleña, del 29 al 30 de septiembre de 1992, que concluyeron con el triunfo del MPLA al lograr el 53,74% de los votos- dio paso, de nuevo, a la guerra civil al considerar UNITA que aquellos resultados, avalados por la ONU, eran un fraude, lo que terminó anulando la aplicación de los «Acuerdos de Bicesse».
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| Protocolo de Lusaka |
A pesar de todo, aquella fue la base convencional que sirvió de guía para la firma del «Protocolo de Lusaka» en la capital de Zambia, el 31 de octubre de 1994; origen del Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional que acabó integrando a todas las fuerzas políticas representadas en la Asamblea Nacional angoleña (incluyendo a UNITA); asimismo, el acuerdo zambiano contempló la implementación del alto al fuego por medio del desarme, acuartelamiento y desmovilización de los efectivos militares de UNITA, la integración de los oficiales de mayor rango en las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional de Angola, y una ley de amnistía para todos los crímenes cometidos durante el conflicto [4]. Pero la verdadera paz no se vislumbró hasta que el líder de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola, Jonas Savimbi, fue abatido en un enfrentamiento con las tropas gubernamentales, el 22 de febrero de 2002.
Como consecuencia, el 4 de abril de 2002 se firmó el denominado «Memorando de Entendimiento de Luena» en la capital de la provincia angoleña de Moxico [Memorando de Entendimiento Complementario al Protocolo de Lusaka para el cese de las hostilidades y resolución de las demás cuestiones militares pendientes en los términos del Protocolo de Lusaka (o MdEL)] que puso fin a cuatro décadas de violencia armada casi ininterrumpida:
- La guerra de la independencia (1961-1975) terminada una vez alcanzada ésta;
- La guerra fría (1975-1991) finalizada mediante la firma de los Acuerdos de Bicesse;
- La guerra de la elección (1992-1994) concluida con el Protocolo de Paz de Lusaka; y
- La guerra de Lusaka (1998-2002) que finalizó con la muerte de Jonas Savimbi y la firma del MdEL [4].
Hoy en día, Angola é uma República soberana e independente, baseada na dignidade da pessoa humana e na vontade do povo angolano, que tem como objectivo fundamental a construção de uma sociedade livre, justa, democrática, solidária, de paz, igualdade e progresso social (Art. 1 de su Constitución de 2010.
Citas: [1] GENEROSO DE ALMEIDA, C. “La reactivación de la guerra civil tras elecciones: la acción de los beligerantes durante la implementación de los acuerdos de paz de Angola y Mozambique”. Tesis doctoral (UCM), 2017, pp. 162 y 163. [2] BACELAR GOUVEIA, J. “O Constitucionalismo de Angola e a sua Constituição de 2010”. En: Revista de Estudos Constitucionais, Hermenêutica e Teoria do Direito (RECHTD), 2017, pp. 222 y 228. [3] BRÁS BERNARDINO, L.M. “Participación de Portugal en la creación de las fuerzas armadas angoleñas tras el Acuerdo de Bicesse. El papel de la Comisión Conjunta Político-Militar”. En: Boletín IEEE (Instituto Español de Estudios Estratégicos), 2016, nº 1, p. 939. [4] DOS SANTOS SOARES, A. Migrantes forzosos. Contextos y desafíos de "Responsabilidad de proteger" en el siglo XXI. Madrid: Universidad Pontificia Comillas, 2018.