domingo, 5 de febrero de 2017

Las Constituciones de México

El 5 de febrero de 1917 –tal día como hoy pero hace justo cien años– el Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que, en la actualidad, continúa vigente y actualizada gracias a sus 229 reformas constitucionales en su primer siglo de historia (cuatro de ellas tan solo en 2016). Aquella ley fundamental –a la que también se conoce con el coloquial sobrenombre de Constitución de Querétaro porque el Congreso Constituyente que la discutió y aprobó se celebró en esa ciudad entre diciembre de 1916 y enero de 1917, siendo Primer Jefe del Ejército Constitucionalista y Encargado del Poder Ejecutivo de la República, Venustiano Carranza– vino a reformar la anterior Carta Magna mexicana, de 5 de febrero de 1857. Con ocasión de su aniversario, este in albis rinde homenaje a las leyes fundamentales que han formado parte del legado constitucional de este país desde que proclamó su legítima independencia el día 16 de septiembre de 1810 [Grito de Dolores, en Guanajuato], consumada el 27 de septiembre de 1821.


Tras la Constitución de Cádiz de 19 de marzo de 1812 –que, en aquel momento, se aplicó a todos los españoles de ambos hemisferios–, el 30 de abril de aquel mismo año, el político Ignacio López Rayón redactó un primer proyecto constitucional, los Elementos Constitucionales, con treinta y ocho puntos en los que declaró que América es libre e independiente de toda otra nación y reconoció que la soberanía dimana inmediatamente del pueblo, pero que reside en la persona del señor don Fernando VII y su ejercicio en el Supremo Congreso Nacional Americano.

En sentido estricto, la primera Constitución de México fue el Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana (o Constitución de Apatzingán) –porque se sancionó en esta ciudad del Estado de Michoacán– el 22 de octubre de 1814: El Supremo Congreso Mexicano deseoso de llenar las heroicas miras de la Nación, elevadas nada menos que al sublime objeto de sustraerse para siempre de la dominación extranjera, y substituir al despotismo de la monarquía de España un sistema de administración que reintegrando a la Nación misma en el goce de sus augustos imprescriptibles derechos, la conduzca a la gloria de la independencia, y afiance sólidamente la prosperidad de los ciudadanos, decreta la siguiente forma de gobierno, sancionando ante todas cosas los principios tan sencillos como luminosos en que pueden solamente cimentarse una constitución justa y saludable.

Desde entonces, el devenir histórico del Estado se reflejó en los sucesivos textos constitucionales que se fueron promulgando desde entonces: el Reglamento Provisional Político del Imperio Mexicano, de 18 de diciembre de 1822 [(…) porque la Constitución española es un código peculiar de la nación de que nos hemos emancipado (…) La Junta nacional instituyente acuerda sustituir a la expresada Constitución española el reglamento político que sigue]. Tras la caída del Primer Imperio, se convocó un nuevo Congreso Constituyente que decretó el Acta Constitutiva de la Federación, de 31 de enero de 1824 [donde la nación adoptó para su gobierno la forma de República representativa popular federal] y, ese mismo año, entró en vigor la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, de 4 de octubre de 1824.

Durante el resto del siglo XIX, las disputas entre federalistas y centralistas dieron lugar a las Leyes Constitucionales [las llamadas “Siete Leyes”], de 30 de diciembre de 1836. A continuación, se redactaron tres proyectos –de 1840 y 1842 (uno en agosto y otro en noviembre)– que no lograron ser aprobados y, al año siguiente, el presidente Antonio López de Santa Anna publicó las Bases de la Organización Política de la República Mexicana, de 12 de junio de 1843. Esa misma década se aprobó el Acta Constitutiva y de Reformas, de 18 de mayo de 1847.

Posteriormente, la Constitución Política de la República Mexicana, de 5 de febrero de 1857, consagró los derechos del hombre, suprimió la intolerancia religiosa y se decantó por el sistema federal como paradigma de la organización nacional. Durante el reinado de Maximiliano de Habsburgo, el emperador decretó el Estatuto Provisional del Imperio Mexicano, de 10 de abril de 1865; y con el fin de la monarquía como forma de gobierno, Benito Juárez restauró la República bajo los postulados de las Reformas a la Constitución Política de la República Mexicana del 5 de febrero de 1857.

Por último, tras la Revolución Constitucionalista, encabezada por el gobernador de Coahuila, Venustiano Carranza, que llamó a desconocer al gobierno ilegítimo y restablecer la legalidad interrumpida, se reformó aquel texto de 1857 por medio de la actual Constitución Política, de 5 de febrero de 1917, que se proclamó hace un siglo en el Teatro Iturbide, de Querétaro (actual Teatro de la República).

NB: En este enlace puede consultarse el texto íntegro de las Constituciones de México.

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