viernes, 26 de febrero de 2021

La primera mujer que fue ministra en España

La Gaceta de Madrid nº 310, de 05 de noviembre de 1936 publicó el Decreto nombrando Ministro de Sanidad a doña Federica Montseny Mañe [A propuesta del Presidente del Consejo de Ministros, vengo en nombrar Ministro de Sanidad a doña Federica Montseny Mañe. Dado en Barcelona a cuatro de Noviembre de mil novecientos treinta y seis. MANUEL AZAÑA. El Presidente del Consejo de Ministros, Francisco Largo Caballero]. Unos meses más tarde, la Gaceta de la República, nº 138, de 18 de mayo de 1937 incluyó el Decreto admitiendo la dimisión del cargo de Ministro de Sanidad y Asistencia social a doña Federica Montseny Mañe [A propuesta del Presidente del Consejo de Ministros, vengo en admitir la dimisión del cargo de Ministro de Sanidad y Asistencia social a doña Federica Montseny Mañe. Dado en Valencia, a diez y siete de Mayo de mil novecientos treinta y siete. MANUEL AZAÑA. El Presidente del Consejo de Ministros, JUAN NEGRIN LOPEZ]. Nótese  el cambio de nombre de los precedentes del BOE y la diferencia de ciudades donde se publicaron porque muestran a la perfección el transcurso de la Guerra Civil española.

Aquellos dos breves decretos de la Presidencia del Consejo de Ministros fueron históricos porque, por primera vez en España, una mujer ocupaba una cartera ministerial; en este caso, sanidad y asistencia social.

Como ha investigado el Dr. Martí Boscá: Federica Montseny Mañé [Madrid, 12 de febrero de 1905-Toulouse (Francia), 14 de enero de 1994] era hija de Teresa Mañé Miravet, más conocida como Soledad Gustavo, una articulista librepensadora, traductora y maestra laica, firme defensora de los derechos sociales de las mujeres, y de su compañero, Juan Montseny Carret, cuyo pseudónimo más afamado fue Federico Urales, también maestro laico, vinculado desde sus inicios laborales como tonelero al internacionalismo ácrata. Su nacimiento en Madrid se debió a la situación de sus padres, ya entonces destacados anarquistas catalanes, que se escondieron en la capital; en concreto, su padre fue detenido en el castillo de Montjuïc en el contexto de la represión del anarquismo, desatada en relación con el atentado con bomba en la procesión de Corpus barcelonés, el 7 de junio de 1896. Tras su encarcelamiento y el juicio, Juan Montseny, cuyos únicos posibles delitos eran de imprenta, por su defensa de los acusados y la denuncia de la represión, fue deportado a Inglaterra en julio siguiente con otros detenidos. Allí acudió su compañera en agosto, pero a causa de las dificultades económicas en unos meses pasaron a París, para instalarse en Madrid, primero el padre con documentación falsa a nombre de su pseudónimo, desde noviembre de 1897. De regreso a Cataluña, (…) Federica no asistía a la escuela, ya que fue educada en su casa, de forma especial por la madre. Su etapa pública surgió con sus primeros trabajos publicados, una novela en 1922, aunque el año importante para ella fue el siguiente: Federica comenzó a publicar en Solidaridad Obrera, el conocido diario de la CNT en Barcelona, sindicato al que se afilió ese mismo año. (…) hasta 1931, con la proclamación de la República, Federica se dedicó a la publicación masiva de artículos y novelas, productos de consumo entre los militantes libertarios, pero sin identificarse con ninguna sigla. En 1931, con su reingreso en la CNT, dio comienzo a una nueva etapa de críticas radicales a los sectores más sindicalistas de movimiento libertario, encabezados por Ángel Pestaña, siendo requerida para multitud de mítines por toda España.

En julio de 1936, al producirse el levantamiento militar, era una de las militantes más destacadas de la CNT y cuando el presidente del gobierno republicano, Largo Caballero, propuso a la organización anarcosindicalista su participación en el mismo, como ya había acontecido en la Generalitat, fue una de los cuatro ministros cenetistas nombradas, ella para la cartera sanitaria, representando al sector de la FAI, [Federación Anarquista Ibérica] organización a la que se había afiliado el 21 de aquel mes, junto al ministro de Justicia, [Juan] García Oliver. Juan López y Joan Peiró, del sector sindicalista, ocuparon las carteras de Comercio y de Industria, respectivamente [1].


Ella misma habría de confesar que en aquellos momentos le preocupaba más el “curso de la guerra y de la revolución que la buena marcha del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social”, pero ello no impediría que planteara una política de bienestar social, basada en criterios de ciudadanía social y totalmente alejada, por tanto, de las prácticas de beneficencia. Trató de implantar, asimismo, un organigrama ministerial de inspiración sindical, una política sanitaria preventiva y, por último, una ley de interrupción voluntaria del embarazo.

El ante-proyecto de ésta contó con la indiferencia de Largo Caballero y la oposición de Negrín, el médico que ocupaba la cartera de Hacienda y ya manifestaba claras inclinaciones hacia los comunistas. Para compensar el contratiempo, Federica Montseny amplió mediante decisión interna la aplicación del decreto catalán de diciembre de 1936 a los hospitales, ambulatorios y dispensarios de la España. De hecho, el momento estelar de su etapa ministerial fue su intervención en el apaciguamiento de los hechos de mayo de 1937, la pequeña “guerra civil” de la retaguardia catalana. No obstante, abandonó el Ministerio tras caer el Gobierno Largo Caballero y ser apartada la CNT-FAI del Gobierno de la República [2].

Acabada la guerra civil pasa a Francia, refugiada junto a miles de hombres y mujeres exiliados y pasando sus mismas penurias. Es perseguida por los alemanes y por la policía española, que solicita sin éxito su extradición para ser fusilada [3]. Aunque pudo regresar a España en 1977 decidió quedarse en Toulouse, donde falleció en 1994. 

Citas: [1] MARTÍ BOSCÁ, J. V. “Federica Montseny y Pedro Vallina”. En: Revista de Salud Ambiental, vol. 13, nº. 1, 2013, pp. 95 y 96. [2] TAVERA, S. “Federica Montseny Mañé”. Web de la Real Academia de Historia (*). [3] MONTSENY, F. Seis años de mi vida (1939-1945). Córdoba: Almuzara, 2019, prólogo. Pinacografía: retratos de Federica Monstseny ilustrados por Pol Serra (superior) y Patricia Bataller (inferior).

NB: en anteriores entradas de este blog también nos referimos a otras mujeres que fueron pioneras:
  • La abogada rumana Sarmiza Bilcescu fue la primera mujer del mundo que se doctoró en Derecho;
  • Los juicios de Agnódice, para que las mujeres libres pudieran aprender el arte de la Medicina; y de Caya Afrania que prohibió el ejercicio de la abogacía a las mujeres;
  • El legado de Concepción Arenal: Abrid escuelas y cerraréis cárceles;
  • Las primeras Jefas de Estado y de Gobierno (democráticas): la islandesa Vigdís Finnbogadóttir y la cingalesa Sirimavo Bandaranaike;
  • La primera alcaldesa de España: la alicantina Matilde Pérez Mollá;
  • Las primeras españolas que fueron abogada, jueza y fiscal: la valenciana María Ascensión Chirivella Marín, la vizcaína Concepción Carmen Venero y la asturiana Mª Belén del Valle Díaz.

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