miércoles, 15 de junio de 2011

El pleito español más antiguo (15 de mayo de 87 a.C.)

A punto de terminar el siglo I a.C, la ciudad celtíbera de Contrebia Belaisca –a las afueras de la localidad zaragozana de Botorrita– comenzó un lento pero inexorable declive por culpa de las continuas guerras contra las tropas romanas, la destrucción que ocasionaron varios incendios y la influencia que ejercía la cercana –y más importante– Caesaraugusta (actual Zaragoza), eclipsando su antigua prosperidad basada en las tenerías, una industria que le había proporcionado su máximo esplendor en el siglo II a.C, cuando la capital de la tribu de los belos incluso llegó a acuñar sus propias monedas de bronce.

Abandonada y sepultada por el paso de casi dos milenios, las ruinas de Contrebia Belaisca se descubrieron a finales del siglo XX, sacando a la luz un conjunto de más de 30 hectáreas y –lo más importante– un bronce único, fechado en los Idus de Mayo (día 15) del año 87 a.C., que se considera la primera prueba documental de un pleito que se ha encontrado en España. El proceso tuvo lugar en esta ciudad celtíbera de Contrebia Belaisca porque esta localidad era terreno neutral para dirimir el conflicto que enfrentaba a la ciudad vascona de Alaun (Alagón) con la íbera de Salduie (Zaragoza).

El bronce hallado en 1979 es una pequeña plancha horizontal, de 44 x 21 cm., que incluye veinte líneas en latín. La llamada Tabula Contrebiensis narra el juicio que tuvieron que resolver los cinco magistrados del Senado de Contrebia –de los que también se han conservado sus nombres: Lubbo, Lesso, Babbo, Sigilo y Ablón– y que enfrentaba a las comunidades alavonense y saluiense por culpa del trazado de una acequia que éstos querían construir para canalizar el agua del río Jalón por un terreno que habían adquirido a una tercera tribu, la de los sosinestanos (se desconoce la ubicación de Sosinesta).

Aunque ambas partes contaron con representantes legales para defender sus causas –llamados Turibas y (…)asio– los magistrados, finalmente, dieron la razón a los saluienses y, como, por aquel entonces, la ciudad ya se encontraba completamente romanizada, la sentencia tuvo que ser sancionada por el procónsul de la Hispania Citerior –Cayo Valerio Flaco– antes de grabarla en bronce para exponerla al público, en la calle, tal y como era costumbre en la justicia romana. Gracias a ello, conocemos nuestro pleito más antiguo.

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