lunes, 3 de junio de 2019

Vida y muerte del forajido [y abogado] John Wesley Hardin

Sin la aureola de leyenda de su coetáneo Billy el Niño, al menos fuera de las fronteras del Sur de Estados Unidos, John Wesley Hardin nació en Bonham (Texas) el 26 de mayo de 1853. Su padre, un pastor metodista que recorría el Estado de la Estrella Solitaria fundando nuevas congregaciones, le puso su nombre en homenaje al fundador de aquel movimiento cristiano, John Wesley. En plena postguerra civil y siendo aún adolescente Wes apuñaló a un compañero del colegio y, tras una discusión, mató a un antiguo esclavo negro de su tío por lo que, a sugerencia de su propio padre –el reverendo James Gibson Hardin siempre creyó en la inocencia de su hijo; convencido de que, si mataba, lo hacía en defensa propia– huyó del Condado de Fannin donde se crió, ganándose la vida con diversos oficios –desde jugador de póquer hasta vaquero, pasando por maestro de escuela y cuatrero– y asesinando por el camino a una decena de personas, con su revólver Colt, entre Texas, Kansas y Florida donde, finalmente, fue arrestado el 23 de agosto de 1877, juzgado por acabar con la vida del “ranger” Charles M. Webb en el Condado de Brown y condenado a 25 años de reclusión.
 
La singular historia de este criminal se encuentra en su redención. Cumpliendo su pena en la prisión texana de Huntsville estudió Derecho y, cuando salió en libertad en 1894 tras ser indultado por el Gobernador de Texas, Jim Hogg, gracias a su excelente expediente académico, se colegió y llegó a ejercer un año como abogado en El Paso (Texas) hasta el 19 de agosto de 1895 en que murió abatido por un disparo en la nuca en el Saloon Acme (al parecer, Wes contrató a un asesino a sueldo, el sheriff John Selman, para matar a un cliente de su despacho porque el letrado mantería una relación secreta con su esposa y quería librase del marido; pero el sicario decidió acabar con el mito –se llegaron a ofrecer 4.000 dólares de recompensa por su cabeza (una fortuna a finales del siglo XIX)– porque aún no le había pagado un “trabajo” anterior).
 
Al registrar su vivienda, la policía encontró los originales de una autobiografía manuscrita que sus hijos publicaron en 1896 bajo el título de Life of John Wesley Hardin as Written by Himself en la que afirmó que nunca mató a nadie que no se lo mereciera y que siempre disparó antes para defender su vida. En 1953, Rock Hudson lo interpretó en la película Historia de un condenado [The Lawless Breed (dirigida por Raoul Walsh)].
 
Dos de sus biógrafos, Chuck Parsons y Norman Wayne Brown, recuerdan que el fiscal de Dallas, Barnett H. Gibbs, animó a Wes para que estudiara Derecho y recuperase el tiempo perdido expiando así su deuda con la sociedad. En ese sentido, consideran que Hardin no fue un asesino al estilo de el Niño –a pesar de que mató a varias docenas de hombres más que Billy (al que se atribuyen 21 crímenes)– porque, a su modo, aquel hijo de un pastor metodista fue mejor que él: un violento pistolero que vivió en una época también muy violenta [PARSONS, C. & BROWN, N.W. A Lawless Breed: John Wesley Hardin, Texas Reconstruction, and Violence in the Wild West. Denton: UNT, 2013, pp. 2 y 316]. Hoy en día, su tumba en el cementerio paseño de Concordia -en la imagen inferior- aún congrega a numerosos turistas.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...