lunes, 28 de octubre de 2019

Sobre «La trampa de la justicia»

En 1976, el psicólogo estadounidense Wayne Walter Dyer (1940-2015) publicó uno de los libros de autoayuda más exitosos de todos los tiempos: Tus zonas erróneas. Son doce capítulos redactados como si fuera una sesión de psicoterapia en los que el autor esboza un procedimiento agradable de alcanzar la felicidad; (...) que se basa en ser responsable de uno mismo, en comprometerse con uno mismo, además de las ganas de vivir y un deseo de ser todo lo que quieras ser en este momento. Partiendo de esa base, el capítulo VIII se dedica a La trampa de la Justicia. Según Dyer: Estamos condicionados a buscar justicia en esta vida; y cuando no lo conseguimos sentimos enfado, ansiedad o frustración. En realidad sería igualmente productivo que buscáramos la fuente de la eterna juventud o algún otro mito por el estilo. La justicia no existe. Nunca ha existido y jamás existirá. Simplemente el mundo no ha sido organizado de esa manera.

Para el autor de Detroit (Míchigan, EE.UU.): Este asunto de la justicia es un concepto mitológico. El mundo y la gente que vive en él son injustos todos los días. Tú puedes escoger ser feliz o ser desgraciado, pero esta elección nada tiene que ver con la falta de justicia que veas a tu alrededor. (…) Queremos justicia y usamos su carencia como justificación para la infelicidad (…). Nuestra cultura promete justicia. Los políticos se refieren a ella en todos sus discursos. "Necesitamos igualdad y justicia para todos". Sin embargo día tras día, más aún, siglo tras siglo, la falta de justicia continúa. Pobreza, guerras, pestes, crímenes, prostitución, drogas y asesinatos siguen sucediendo generación tras generación tanto en la vida pública como en la privada. Y si la historia de la humanidad puede servirnos de guía, seguirán sucediéndose. (…) El sistema legal promete justicia. "La gente exige justicia", y hay personas que incluso trabajan para que así sea, para que haya justicia. Pero generalmente no sucede.



El psicólogo michiguense reconocía que, a pesar de lo que pueda parecer, su punto de vista sobre la humanidad y el mundo no era amargado sino realista.

¿Qué propone Dyer? Si la injusticia es una constante en la vida y una persona decide luchar contra ella, negándose a quedar inmovilizado emocionalmente, le pide que trabaje para ayudar a extirpar la injusticia y no dejarse vencer psicológicamente por ella.

Su consejo es: En vez de pensar en que las cosas son injustas, puedes decidir lo que realmente quieres, y ponerte a buscar los modos para lograrlo, independientemente de lo que el resto del mundo quiere o hace. El simple hecho es que todas las personas son distintas, y no importa cuánto te quejes y reclames porque los demás tienen más que tú, ya que así no lograrás ningún cambio positivo. Necesitarás eliminar las referencias venidas de fuera y tirar los prismáticos que enfocan lo que hacen los demás.

Tras eliminar las referencias externas de comparación, concluye recomendándonos cambiar la frase "No es justo" por "Es una lástima" o "Yo preferiría...". Así, en vez de tratar de que el mundo sea diferente a lo que es, empezarás a aceptar la realidad, aunque no necesariamente a aprobarla o estar de acuerdo con ella (…). La injusticia no es lo que cuenta sino lo que tú haces al respecto.

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