La joven historia de Australia incluye un caso único en todo el mundo: Harold Edward Holt nació el 5 de agosto de 1908 en un barrio de las afueras de Sídney. Su infancia estuvo marcada por el divorcio de sus padres –el empresario cinematográfico Thomas Holt y la profesora Olivie Williams– y la temprana muerte de ésta, mientras el joven Harold, de 16 años, y su hermano menor estudiaban internos en un Colegio de Melbourne.
Gracias al deporte, sus dotes de orador en los debates y su afición al teatro –más que por su expediente académico– consiguió una beca para estudiar Derecho en la Universidad de Melbourne donde conoció a Zara Kate Dickens, su mujer. Después de licenciarse, Harold se colegió como abogado en el Estado de Victoria en 1932 y comenzó una prometedora carrera política presentándose a las elecciones por el United Australia Party (liberales) y siendo elegido diputado de la Cámara de Representantes con apenas 27 años. A partir de entonces, desempeñó diversos cargos en el Gobierno Federal hasta que –en 1966– fue elegido 17º Primer Ministro de Australia, con el mundo envuelto en plena Guerra de Vietnam.
La mañana del domingo, 17 de diciembre de 1967 –recuerda: hemisferio sur; es decir, en pleno verano austral– el Jefe del Gobierno aussie salió a bucear con unos amigos en la playa de Cheviot, cerca de Portsea; un lugar conocido por sus peligrosas corrientes. Según su biógrafo, Tom Frame, el político quiso impresionar a sus amistades y se lanzó al agua, perdiéndose en la inmensidad del mar. Después de dos días de intensa búsqueda, el Gobierno de Camberra hizo público un comunicado anunciando la presumible muerte de su 17º Primer Ministro, ahogado; convirtiéndose en el único Jefe de Gobierno en toda la historia de la Humanidad que, ejerciendo su cargo, ha desaparecido y ha sido dado por muerto.
Teniendo en cuenta que se supone que murió ahogado, sus irónicos compatriotas le rindieron un curioso homenaje con ese particular sentido del humor australiano: le pusieron su nombre a una piscina de Melbourne.
No hay comentarios:
Publicar un comentario