lunes, 25 de septiembre de 2023

El primer «tratado internacional» que se redactó en vasco (1941)

En 2015, al dedicar una entrada de este blog a los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ya tuvimos ocasión de mencionar a uno de ellos, el magistrado francés René Cassin (1887-1976) que llegó a ser miembro de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y presidente del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (de hecho, la sede de la Corte de Estrasburgo se encuentra ubicada en el Paseo que le rinde homenaje). Unos años antes de que falleciera, recibió el Premio Nobel de la Paz de 1968. En el discurso que pronunció en Oslo al recoger el galardón, se definió como un ciudadano francés, servidor de la paz y del derecho, y recordó, por un lado, que aquella Declaración de la que fue uno de sus principales artífices, aunque no tuvo carácter jurídicamente vinculante, constituyó un acontecimiento histórico al ser el primer monumento de un orden ético que fue adoptado por la humanidad; y, por otro, que su universalidad suponía aplicarla a todos los seres humanos sin discriminación alguna (*).

Aquel judío liberal francés, jurista y pieza clave en la redacción de la Declaración [1] había nacido en Bayona [Nueva Aquitania (Francia)] el 5 de octubre de 1887; en el seno de una próspera familia de clase media que tuvo la fortuna de que a su abuelo materno, Simone Léonce Dreyfus, le tocasen 150.000 francos en la lotería, que en aquel entonces era una suma considerable [2]. Precisamente, el apellido de su rama materna, Dreyfus, procedía de Alsacia, como sus coetáneos Louise Julie Dreyfus (esposa del “padre de la Sociología”, Émile Durkheim) o el capitán Alfred Dreyfus, cuyo caso escandalizó a todo el país. Un proceso por el que se mostró muy impactado el joven René antes de matricularse para estudiar Derecho en Marsella. Se doctoró en París y, al mismo tiempo que estallaba la I Guerra Mundial, se colegió para ejercer como abogado. Herido en la contienda, regresó a su país e impartió clases en diversas universidades (París, Aix-en-Provence, Marsella y Lille). En el periodo de entreguerras fue el representante francés ante la Sociedad de Naciones y con la declaración de la II Guerra Mundial siguió al general Charles de Gaulle a Londres para formar parte de La France Libre que resistía, desde la capital británica, la ocupación de los alemanes. La mayoría [de los franceses] aceptó la nueva situación; una pequeña minoría rechazó la pasividad y la acomodación. Una minoría aún más pequeña, inicialmente no más de unos pocos cientos de hombres y mujeres, huyó a Inglaterra para comenzar la lucha nuevamente. René Cassin fue uno de ellos [2]. En ese contexto histórico es cuando se redactó el primer «tratado internacional» en vasco.


Con el fin de la Guerra Civil española (1936-1939), el abogado navarro Manuel de Irujo Ollo (1891-1981), militante del Partido Nacionalista Vasco (PNV), diputado foral y Ministro de Justicia durante la II República, se exilió en Londres en 1940. Como ha investigado el historiador José Andrés-Gallego: (…) Los nacionalistas vascos se habían dividido también en el exilio, al estallar la Guerra Mundial; algunos dirigentes se inclinaban por buscar el apoyo de Hitler para obtener la independencia de Euskadi; Irujo, en cambio, constituyó en Londres y presidió un Consejo Nacional Vasco (Euskadiko Batzar Nagusia), que tomó la misma iniciativa ante los aliados. Intentó negociar con el Gobierno británico la participación de los nacionalistas vascos en la Segunda Guerra Mundial a cambio de la independencia de Euskadi, y, como su propuesta no recibió la necesaria atención, buscó contactos con la Francia libre que acaudillaba el general De Gaulle y que acababa de organizar en Londres sus propios servicios de relaciones exteriores por medio de un denominado “Consejo de Defensa del Imperio” [3].

Por su parte, el historiador Juan Carlos Jiménez de Aberasturi Corta narra, a partir de ese momento, la génesis de aquel «tratado»:  (…) el Consejo Nacional decidió iniciar contactos con la Francia Libre del general De Gaulle. Las conversaciones hasta llegar a un acuerdo de colaboración entre las dos partes duraron seis meses. Dieron comienzo formalmente cuando, el 15 de noviembre de 1940, el Consejo Nacional de Euzkadi presentó al Consejo de Defensa del Imperio Francés un anteproyecto de pacto franco-vasco. Las propuestas y contrapropuestas continuaron. Mientras, los negociadores franceses del Consejo de Defensa del Imperio Francés, como se denominaba entonces a la “Francia Libre” de De Gaulle, remitieron  un informe al general en el que se evaluaba el interés de mantener relaciones con los vascos (…). Pero las excesivas exigencias de Irujo en las negociaciones durante el invierno de 1941, que incluían la firma de un documento en el que deberían reconocerse, de manera previa, la naturaleza y modalidad de las prestaciones  mutuas, imposibilitaron  el  acuerdo.  Irujo  pretendía, de  nuevo, implicar políticamente a la parte francesa como lo había intentado anteriormente, sin éxito, con los británicos. Poco después, el 27 de febrero, desde la “Direction des Territoires non liberés” de la Francia Libre se advertía del riesgo de reconocer, aunque fuese tácitamente, al Consejo Nacional Vasco, con el que el Gobierno francés no había mantenido relaciones en el pasado y cuya existencia no había sido reconocida por la Gran Bretaña. Además, en el caso de que Franco siguiese en el poder, este reconocimiento podía acarrear graves consecuencias, por lo que se recomendaba no firmar el acuerdo o rebajar su contenido sustancialmente (…).


El 9 de mayo, [el diplomático] Maurice Dejean y el bayonés René Cassin, secretario del Consejo francés, se reunían con los representantes vascos para discutir el proyecto. El 16, Cassin introducía las últimas modificaciones y el 17 se firmaba el Acuerdo [Acuerdo entre el general De Gaulle en nombre del “Conséil de Dèfense de l’Empire Français” y el “Euzkadi´ko Batzar Nagusia” de 17 de mayo de 1941, suscrito en francés, castellano y vasco; y conocido, coloquialmente como el «Pacto franco-vasco»]. El texto era notoriamente inferior a lo pretendido por Irujo en un principio pero, como señaló más tarde él mismo, lo esencial para el Consejo vasco era lograr un pacto de carácter internacional con De Gaulle, previendo “el día en que De Gaulle fuera Gobierno francés” después de la victoria aliada. Los aspectos más significativos del Acuerdo eran tres: Incorporación de voluntarios vascos a las Fuerzas Francesas Libres, cooperación económica y comercial, colaboración  de  los  Servicios  Vascos  de  Información  con  los Franceses Libres. El preámbulo del Acuerdo hacía referencia a las dificultades encontradas para concluirlo sobre una base política y señalaba claramente que entraba en vigor sin perjuicio de que las conversaciones continuaran. Los franceses se comprometían a liberar a los vascos que estuviesen en prisiones de su jurisdicción y a facilitar las peticiones de los vascos que hubiesen servido en las Fuerzas Francesas Libres y solicitasen la adquisición de la nacionalidad francesa. Se comprometían también a favorecer el reclutamiento de soldados vascos en las Fuerzas Francesas Libres y a conceder el derecho de asilo a  cierto  número  de  personas, cuyas  listas  le  fuesen  presentadas  por  el Consejo Nacional Vasco, así como a extender estos beneficios a los no vascos pero que estuviesen al servicio del mismo.

Pero desde el primer momento el Gobierno británico no vio con buenos ojos el Acuerdo. Después de tener noticias del mismo, altos funcionarios del Foreign Office mantuvieron una entrevista con el comandante Escarrá –uno de los representantes de la Francia Libre– el 7 de junio, en la que le señalaron la postura contraria del Gobierno británico al acuerdo [4].

Al final, según el blog del político Iñaki Anasagasti: (...) Pese al acuerdo alcanzado con los franceses, todo se vino abajo poco después. Lejos de aceptar el pacto, los británicos presionaron a Francia para dejar sin validez el tratado. Tanto Samuel Hoare -embajador británico en Madrid- como el propio Churchill hicieron todo lo posible para mantener a Franco neutral. El Gobierno conservador de Londres logró su objetivo y el 6 de enero de 1942 el Comité Nacional Francés deja sin valor todo lo firmado anteriormente (*).

Citas: [1] DOMÍNGUEZ GAY, N. Tesis doctoral “Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948: Proceso de elaboración, universalidad y vigencia”. Madrid: Universidad Francisco de Vitoria, 2015, p. 34. [2] PROST, A. & WINTER, J. M. René Cassin y los Derechos Humanos: De la Gran Guerra a la Declaración Universal. Cambridge: Cambridge University Press, 2013, pp. 3 y 109. [3] ANDRÉS-GALLEGO, J. “Biografía de Manuel de Irujo Ollo”. En: Diccionario Biográfico electrónico (DB~e) de la Real Academia de la Historia (*). [4] JIMÉNEZ DE ABERASTURI CORTA, J. C. “Irujo en Londres 1939-1945”. En: Vasconia, 2002, nº 32, pp. 116 a 118.

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