viernes, 17 de octubre de 2025

El [re]inicio de las relaciones diplomáticas de España y las Repúblicas Hispanoamericanas

Según la profesora Emna Mylena Quintero Niño: (…) A partir de 1833, España se plantea la necesidad de retomar las relaciones con las Nuevas Repúblicas Hispanoamericanas, es así que en 1834 el gobierno empieza a solicitar el respaldo a esta idea a las diferentes instituciones del Estado conformándose en enero de 1836 una Comisión Informadora con el fin de estudiar los pro y contras de una futura relación con Iberoamérica. Este hecho histórico abre las puertas a una nueva perspectiva, la idea de retomar las relaciones diplomáticas con las nuevas Repúblicas Hispanoamericanas, el proyecto tuvo su acogida dándose la aprobación por las Cortes mediante el Decreto de 4 de diciembre de 1836, según el cual: “Las Cortes Genérales del Reino, autorizan al Gobierno de Su Majestad para que, pueda concluir Tratados de Paz y Amistad con los nuevos Estados de la América Española sobre la base del reconocimiento de la independencia, y renuncia de todo derecho territorial o de soberanía por parte de la antigua Metrópoli, siempre que en lo demás juzgue el Gobierno que no se comprometen ni el honor ni los intereses nacionales” [1]. El citado Decreto se publicó en la Gaceta de Madrid, nº 744, de 19 de diciembre de 1836.

Apenas 20 días antes, el 30 de noviembre de 1836, el mismo diario oficial había publicado el Dictamen de la comisión especial acerca de los tratados con los nuevos Estados de América, que leyó el Diputado Miguel Cabrera de Nevares: (…) Veinte y seis años de discordias y de vicisitudes funestas hacen necesaria la reconciliación entre los individuos de una misma familia; y los principios de una sana política aconsejan restablecer entre ellos las relaciones de paz, amistad y comercio. La España tiene el mas alto ínteres en la prosperidad del continente americano; y esta verdad, felizmente reconocida por el Gobierno actual, se halla confirmada con el ejemplo que nos ofrece el reconocimiento de la independencia de sus antiguas colonias hecho por la Gran Bretaña (…).


Como consecuencia, el 19 de noviembre de 1837, la Reina Regente y Gobernadora del Reino, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias [viuda del rey Fernando VII y madre de la que sería reina Isabel II; aún menor de edad] pronunció un discurso durante la solemne apertura de las Cortes ordinarias de la nación española, en el que afirmó: (…) Autorizada competentemente la Corona por una ley especial de las Córtes para concluir tratados de paz y amistad con los nuevos Estados de la América española sobre la base del reconocimiento de su independencia, me complazco en participaros que he ratificado en nombre de la Reina el tratado que se concluyó en Madrid a fines de Diciembre del año último entre España y la República de Méjico, lisonjeándome de que ésta reconciliación entre dos pueblos, que deben mirarse como hermanos, producirá beneficios incalculables á uno y otro pais. Estoy animada de iguales sentimientos respecto á los demás Estados de América, y en prueba de ello he abierto los puertos de España á los buques mercantes de Venezuela y Montevideo (…).

Por alusiones, la soberana se refería al Tratado Definitivo de Paz y Amistad entre México y España [o «Tratado Santa María-Calatrava», por los políticos que lo firmaron: el español José María Calatrava y el mexicano Miguel Santa María] hecho en Madrid, el 28 de diciembre de 1836; donde Su Majestad la Reina Gobernadora de las Españas, á nombre de su Augusta hija Doña Isabel II, reconoce como Nación Libre, Soberana e Independiente la República Mexicana (Art. I); conviniendo que habrá total olvido de lo pasado y una amistad general y completa para todos los Mexicanos y Españoles, sin excepción alguna (Art. II). Imagen de ambas firmas.


De este modo, por ejemplo, autorizado el Gobierno, de S. M. por el decreto de las Córtes generales del Reino de 4 de Diciembre de 1836 para estipular con los nuevos Estados de la América española el reconocimiento de su independencia y la renuncia de todo derecho territorial ó de soberanía por parte de la antigua Metrópoli, los Plenipotenciarios de España y de la República Dominicana hán ajustado y firmado en Madrid el 8 de Febrero del presente año, un tratado de paz, amistad, comercio, navegación y extradición, con objeto de reanudar y fomentar en beneficio recíproco las relaciones de ambos pueblos [en referencia al Tratado de 8 de febrero de 1855] que, paradójicamente, en la siguiente década, daría paso a una efímera reanexión (1861-1865).

Cita: [1] QUINTERO NIÑO, E. M. “La Comunidad Iberoamericana de Naciones: su evolución y contribución a las relaciones iberoamericanas”. En: Revista de la Inquisición (intolerancia y derechos humanos), 2013, nº 17, pp. 213 y 214.

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