
Para lograr ese objetivo, la Declaración de La Palma señaló que debe plantearse un uso racional de la iluminación artificial, minimizando el resplandor que provoca en el cielo y evitando la nociva intrusión del exceso de luz sobre los seres humanos y el medio natural. Esta estrategia implica un uso más eficiente de la energía en consonancia con los acuerdos sobre el cambio climático y la protección del medio ambiente. Y, en última instancia, se trata de promover una Declaración Universal del Derecho a la Luz de las Estrellas, como expresión del compromiso de protección de este patrimonio común de la humanidad.
En ese contexto, las reservas Starlight son “Reservas del Cielo Nocturno” dentro de espacios naturales protegidos –tal y como sucede con el cielo majorero, en Fuerteventura, por ejemplo– y se conciben como un factor clave en la estrategia de conservación de la biodiversidad y de las manifestaciones de la vida nocturna. Su función es preservar la calidad del cielo nocturno y de sus valores (culturales, científicos, astronómicos, paisajísticos o naturales). Esta iniciativa de “cielos limpios” se desarrolla en el marco de la Red Mundial de Reservas de Biosfera de la UNESCO, por su carácter de laboratorios de la ciencia y el desarrollo sostenible y como referentes mundiales para poner en valor los recursos ambientales.
El antecedente legislativo de todas estas disposiciones lo encontramos en una norma española que se podría calificar de auténticamente pionera: la Ley 31/1988, de 31 de octubre, sobre Protección de la Calidad Astronómica de los Observatorios del Instituto de Astrofísica de Canarias; en la que ya se establecieron -hace más de veinte años- un conjunto de medidas para garantizar la calidad astronómica de estos observatorios, incluyendo el alumbrado de exteriores.
El antecedente legislativo de todas estas disposiciones lo encontramos en una norma española que se podría calificar de auténticamente pionera: la Ley 31/1988, de 31 de octubre, sobre Protección de la Calidad Astronómica de los Observatorios del Instituto de Astrofísica de Canarias; en la que ya se establecieron -hace más de veinte años- un conjunto de medidas para garantizar la calidad astronómica de estos observatorios, incluyendo el alumbrado de exteriores.
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