lunes, 22 de septiembre de 2025

Sobre los cuatro km² que fueron españoles en la Cochinchina

(…) el Imperio de Annam [a la derecha, su blasón], con capital en Hué, se hallaba en la península de Indochina; su territorio se correspondía con lo que actualmente es Vietnam. En 1802 la dinastía Nguyen consiguió la unión de Tonkin, Cochinchina y Annam, y sus sucesores, a partir de 1833, dictaron crueles persecuciones contra los misioneros españoles y franceses y los cristianos annamitas, lo que dio lugar a la intervención franco-española (1857-1863). (…) Se puede decir que el interés por parte de comerciantes y misioneros europeos, especialmente holandeses, franceses y españoles se desarrolló en el siglo XVII. En el último tercio del XVIII se firmó un tratado de alianza (1787) entre Luis XVI y el primer Nguyen, este recuperaría el trono a cambio de no perseguir cristianos ni misioneros y ceder a Francia la isla de Poulo Condore y la copropiedad del puerto de Turon. Desde el punto de vista geográfico, cambios de fronteras a parte, el Imperio de Annam, en la época que interesa aquí, estaba formado por tres grandes regiones históricas: Tonkin con capital en Hanoi; Cochinchina con capital en Saigón; y, entre ambas, Annam con capital Hué que lo era del Imperio [1]. En ese contexto geoestratégico, la Gaceta de Madrid (precedente histórico del actual BOE) nº 273 del miércoles, 30 de septiembre de 1863, publicó el Tratado de paz y amistad firmado en Saigón el 5 de junio de 1862 entre España y Francia por una parte y el Reino de Annam por otra.

Desde la óptica de París, en cambio, ese convenio franco-annanita se conoce como «Traité de Saïgon» o «Traité Bonard», por el apellido del almirante galo Louis Adolphe Bonard que se lo impuso al monarca Nguyen, sin que España desempeñara ningún papel en su firma. De hecho, el plenipotenciario español [el militar y diplomático Carlos Palanca Gutiérrez] planteó objeciones que el almirante se negó a admitir; [e] incluso le dijo que si España quería una compensación territorial, debía obtenerla de Tonkín [2].

Estandarte de la Dinastía Nguyen

Aquel acuerdo de 1862 puso fin a la llamada Guerra de Cochinchina (1858-1862); una expedición militar francoespañola que se inició cuando el emperador annamita Tu-Duc con un gobierno confucionista, decidió terminar con el poder que estaban consiguiendo los cristianos en su territorio, y comenzó una cruel persecución sobre los misioneros franceses y españoles, y sobre los annamitas convertidos, que casualmente eran en su mayoría también adversarios políticos. En este proceso el obispo español José Mª Díaz Sanjurjo, vicario apostólico en Tonkín, resultó encarcelado, torturado y descuartizado junto a un gran número de religiosos españoles y franceses. En esos años asesinaron a más de 7.000 católicos. Tras los incidentes, Napoleón III solicitó al gobierno de España entre 1.000 y 2.000 soldados, que unidos al contingente francés se dirigiesen a la costa annamita para “vengar los asesinatos de los religiosos y tomar medidas para que estos hechos no volvieran a ocurrir”. Realmente, al sobrino de Napoleón no le interesaba la venganza de los asesinatos sino el aumento del control económico y estratégico francés sobre aquella región. (…) España colaboró con 1.645 hombres y envió primero el aviso de vapor Elcano, sustituido por  el vapor de Guerra Don Jorge Juan, junto a las falúas cañoneras Dolores y Soledad, y varios transportes; buques de poco calado que permitieran navegar por los ríos de la zona [3].

 Léon Morel-Fatio | Captura de Saigón (1867)

Cuatro años después de enviar la expedición, (…) ante las presiones de los franceses y españoles, por un lado, y la rebelión interior que comenzaba a surgir, por otro, el sanguinario Tu Duc se decidió a hacer la paz, que se firmaba el 5 de junio de 1862 en Saigón. Quedaban en poder de los franceses las tres provincias de Bien-Hoa, Saigón y Mytho, ya ocupadas por sus tropas; [y] se pagaría a franceses y españoles una suma de 20 millones de francos en compensación de los gastos hechos con ocasión de sus expediciones militares [4]; es decir, con el «Tratado de Saigón» (…) Francia fue la clara beneficiaria, mientras que Annam sufrió una severa amputación de su territorio y España recibió escasos beneficios, poco más que una compensación económica, acceso de sus misioneros a los territorios donde habían predicado y algunas ventajas comerciales [5].

A grandes rasgos, los catorce preceptos del acuerdo hispanofrancés-annamita contemplaban: la paz perpetua entre las partes (Art. I), algo habitual en los tratados decimonónicos; el ejercicio del culto cristiano en Annam para los súbditos de Francia y España (Art. II); la mencionada cesión de tres provincias enteras annamitas a las autoridades de París, así como la isla de Poulo-Condor (Art. III); libertad comercial en sus puertos (Art. V); amnistía general a todos los súbditos annamitas comprometidos en la guerra (Art. VII); compromiso del rey de Annam de satisfacer una indemnización a Francia de cuatro millones de dólares pagaderos en cuatro años (Art. VIII); y ocupación de la ciudadela de Vinh Long por las tropas francesas. En ningún momento el «Tratado de Saigón» llegó a contemplar cesiones territoriales favorables a España.

A continuación, la misma Gaceta de Madrid nº 273 incluyó un nuevo acuerdo internacional: el Convenio celebrado entre España y Francia el 4 de agosto de 1863 para el reparto de la indemnización de guerra estipulada en el tratado firmado en Saigón; en el que ambas partes negociaron que la indemnización de guerra estipulada por el Tratado de Saigon se repartirá por mitad entre España y Francia (Art. 1). Y, de nuevo, tampoco se acordaron concesiones territoriales a favor de España en Cochinchina, donde -en realidad- Isabel II nunca tuvo interés en colonizar el territorio vietnamita. Prueba adicional de ello es la noticia, revelada por el británico Tim Doling, autor del libro «Exploring Ho Chi Minh City» [5], y publicada por la agencia española de noticias EFE de que los franceses regalaron a los españoles un terreno de apenas 4.000 metros cuadrados en Saigón, como muestra de gratitud a la ayuda prestada en la campaña de Cochinchina. Sea por falta de medios económicos o de interés, el resultado es que se abandonó ese terreno hasta que finalmente fue devuelto al dominio público francés en 1922 [5].

Ese espacio de cuatro km² se correspondería, en la actualidad, con el parque Bach Tung Diep [Bách Tùng Diệp (hasta mediados del siglo XX: Jardin d'Espagnede la antigua Saigón (actual Ciudad Ho Chi Minh). Según el historiador británico: Me sorprendió el dato, pero no hay dudas porque lo encontré en dos fuentes históricas diferentes. Era solo un terreno abandonado en el centro de la ciudad y los franceses lo convirtieron en jardín público cuando lo recuperaron (*), evitando que los británicos lo adquiriesen para levantar su consulado en Saigón. Desde un punto de vista jurídico, los tratados no previeron esa cesión territorial pero es posible que, al margen de las negociaciones bilaterales, existiera un compromiso político entre Madrid y París para lograr ese entendimiento.

El Jardín de España a comienzos del siglo XX

Citas: [1] CUESTA DOMINGO, Mª P. “Expedición militar al Imperio de Annam”. En: CORPAS ROJO, F. J. & MOLINERO NAVAZO, J. L. La era Isabelina y la revolución 1843 - 1875: Actas de las XIII Jornadas Nacionales de Historia Militar, 2009, 722 y 723. [2] CULTRU, P. Histoire de la Cochinchine française: des origines à 1883. París: Augustin Chalamel, 1910, p. 30 [3] CRIADO GUTIÉRREZ, J. C. “Cochinchina. Nuestra guerra de Vietnam”. En: Armas y cuerpos, 2020, nº 143, pp. 68 y 69. [4] SANTOS HERNÁNDEZ; A. “El Viet-Nam, tierra de sangre”. En: Revista de Política Internacional, 1973, nº 125, p. 112. [5] OJEDA, A. España y Vietnam. Una historia común. Madrid: Catarata, 2017. [5] DOLING, T. Exploring Hồ Chí Minh City. Hanói: Thế Giới Publishers, 2014.

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