El Diccionario de la RAE define el anglicismo eslogan como una fórmula breve y original, utilizada para publicidad o propaganda política. En estos dos ámbitos, lo mejor que le puede ocurrir a una frase ingeniosa es que trascienda al producto para el que fue creada y acabe formando parte de nuestro vocabulario, convertida en una expresión coloquial; por ejemplo, aquel anuncio del Scattergories, un juego de sobremesa, que en 1996 popularizó la respuesta aceptamos pulpo como animal de compañía para indicar que transigimos ante una situación aun a sabiendas de que sea injusta. Han pasado dos décadas y todavía forma parte del imaginario colectivo español. De igual modo, tampoco se han olvidado muchas expresiones afortunadas –Vuelve a casa [por Navidad] como El Almendro [marca de turrón]; Porque tú lo vales, de L´Oréal; el Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo, de Colón [un detergente], etc.– y, si nos centramos en el campo de las Administraciones Públicas, tuvieron mucho éxito aquel Si bebes, no conduzcas que Stevie Wonder pronunciaba con dificultad en un anuncio de la Dirección General de Tráfico; o los Pezqueñines, no gracias, debes dejarlos crecer, del FROM. En ese contexto, puede que el eslogan más conocido sea uno tan sencillo como eficaz que aún nos recuerda que Hacienda somos todos.
De forma errónea esta expresión suele atribuirse al político Francisco Fernández Ordóñez (1930-1992) que, entre otros cargos, fue el Ministro de Hacienda que puso en marcha la reforma fiscal durante la Transición española a la democracia. En realidad, el divulgador de este eslogan fue el sociólogo Aurelio Ayala Tomás; un cartagenero orgulloso de serlo –porque, como él mismo me decía, ser de Cartagena es una cosa descomunal y absoluta– que, en aquellos difíciles momentos trabajaba en esa cartera ministerial. El origen de esta expresión, según Ayala, fue el siguiente: En un discurso de presentación de los Presupuestos, creo que de [Juan] Bravo Murillo [Ministro de Hacienda a mediados del XIX], encontré una frase: “porque desengáñense Señorías, Hacienda somos todos”. Se la llevé a Paco Fernández Ordóñez, a la sazón mi jefe y le encantó. Ya conocen ustedes su éxito posterior.
El sentido último de este lema concuerda con el deber que proclama el Art. 31.1 de la Constitución Española de 1978: Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio; de forma similar a como se establece en otras leyes fundamentales de nuestro entorno, por ejemplo, en el Art. 53 de la Constitución Italiana, de 1947: Tutti sono tenuti a concorrere alle spese pubbliche in ragione della loro capacità contributiva.
El sentido último de este lema concuerda con el deber que proclama el Art. 31.1 de la Constitución Española de 1978: Todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio; de forma similar a como se establece en otras leyes fundamentales de nuestro entorno, por ejemplo, en el Art. 53 de la Constitución Italiana, de 1947: Tutti sono tenuti a concorrere alle spese pubbliche in ragione della loro capacità contributiva.
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