Si hace unos días comentábamos que, en España, el primer debate sobre el voto de los españoles residentes en el extranjero surgió en 1905 y que su primer ensayo se llevó a cabo en el plebiscito que convocó el general Primo de Rivera, en 1926; en el resto del mundo, según el consultor Andrew Ellis, parece que la primera aplicación del voto en el extranjero la impulsó el emperador romano Augusto. Se dice que él inventó una nueva forma de sufragio bajo la cual los miembros del Senado local de las 28 colonias recién establecidas estaban facultados para votar por los candidatos a cargos públicos en la ciudad de Roma, para lo cual enviaban sus votos sellados a la ciudad, indudablemente, un acto impulsado por motivos políticos más que democráticos. En épocas más recientes, la primera experiencia conocida de voto en el extranjero se llevó a cabo en 1862, cuando Wisconsin se convirtió en el primero de los estados de la Unión Americana que aprobó disposiciones para permitir el denominado “voto ausente” de los soldados que peleaban en el ejército de la Unión durante la Guerra Civil (en los Estados Unidos el derecho al voto se determina a nivel estatal) [1].
En el prólogo del Manual IDEA Internacional [2] sobre voto en el extranjero [Voting from Abroad], publicado en 2007, Pasquale Lupoli, director del Departamento de Apoyo Operativo de la Organización Internacional para las Migraciones, se refiere también a ese mismo ejemplo: Casi 150 años después de que el estado de Wisconsin en Estados Unidos aprobara la primera ley que permitía el voto “fuera de la patria”, al brindar a los soldados que peleaban en la guerra civil estadounidense la posibilidad de votar, son muchas las democracias que ofrecen esa opción a sus nacionales que residen en otros países. Ambas referencias despertaron mi curiosidad por saber más sobre aquella pionera norma del Medio-Oeste de los EE.UU.
En 1944, el nº 28 de la revista The Wisconsin Magazine of History publicó un interesante artículo del historiador y especialista en la época de la Guerra de Secesión estadounidense, Frank Klement, con el elocuente título de: The Soldier Vote in Wisconsin during the Civil War.
Capitolio de Wisconsin, en Madison |
Para evitar ese carácter partidista, el proyecto de ley contó con el apoyo del Fiscal General del Estado, James H. Howe, y finalmente la Soldiers´ Vote Bill se convirtió en Ley el 25 de septiembre de 1862 y, enmendada al año siguiente, superó el control del Tribunal Supremo estatal en enero de 1863.
Fuera de Estados Unidos y de aquel contexto bélico, Nueva Zelandia [sic] introdujo el voto en el extranjero para los marineros en 1890 y Australia en 1902, aunque para esta última los procedimientos hacían prácticamente imposible su aplicación fuera de Australia [2].
Citas: [1] ELLIS, A. “Historia y política del voto en el extranjero”, en Manual IDEA Internacional sobre voto en el extranjero (*). [2] Prólogo del mencionado manual.
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