lunes, 22 de marzo de 2021

El Manifiesto de Ventotene

Entre los documentos que fueron cimentando la construcción del Viejo Continente destaca el Manifiesto por una Europa libre y unida. En el prólogo de su edición en castellano, el profesor Lobera Serrano destaca las circunstancias en las que se escribió: (…) en una pequeña isla del Mediterráneo, Ventotene, cuya única vocación parece ser la de tierra de destierro o exilio, junto a un penitenciario borbónico, nace una idea que puede cambiar Europa y el mundo. De la meditación de unos desterrados, Eugenio Colorni, Altiero Spinelli y Ernesto Rossi, los tres castigados por el régimen fascista, entre 1938 y 1941, nacen ideas generadoras de inmensas perspectivas, de grandes, impensables novedades. El mencionado islote italiano de Ventotene se encuentra situado en el Mar Tirreno, frente a las costas del Lazio y la Campania y, durante la II Guerra Mundial, sirvió como presidio donde Mussolini encarcelaba a los activistas contrarios a su régimen.

En 1944, el filósofo milanés Eugenio Colorni (1909 – 1944) fue el autor del prefacio de Per un'Europa libera e unita [Il Manifesto di Ventotene] que redactaron el político romano Altiero Spinelli (1907 – 1986) y el periodista casertano Ernesto Rossi (1897 – 1967). Según el propio Colorni: Estos documentos han sido concebidos y escritos en la isla de Ventotene, en 1941 y 1942. En aquel ambiente excepcional, entre las redes de una disciplina rigidísima, a través de una información que, con mil astucias, intentaba ser lo más completa posible, en la tristeza de la inercia forzada y en el ansia de la liberación próxima, iba madurando en algunas mentes un proceso de reflexión sobre todos los problemas que habían constituido el motivo mismo de la acción cumplida y de la actitud hacia la lucha. (…). En su opinión, aquel conflicto armado suponía que: el ideal de una federación europea, preludio de una federación mundial, mientras podía parecer lejana utopía todavía hace unos años, se presenta hoy, al final de esta guerra, como una meta que se puede alcanzar y que está ya al alcance de la mano.

Aquel Movimiento Italiano para la Federación Europea (…) que vive ya desde hace unos dos años en la difícil vida clandestina bajo la opresión fascista y nazista, cuyos afiliados provienen de las filas de los militantes del antifascismo y están todos en la lucha armada por la libertad, que ya ha pagado un duro precio de cárcel por la causa común, nuestro Movimiento no es y no quiere ser un partido político. Y aun promoviendo activamente todo tipo de estudio relativo al orden institucional, económico, social de la Federación Europea, y aun tomando parte activa en la lucha para su realización y preocupándonos de descubrir qué fuerzas podrán actuar en favor de ella en la futura coyuntura política, no queremos pronunciarnos oficialmente sobre aspectos concretos institucionales.


Es decir, en su Manifiesto, Spinelli y Rossi no quisieron debatir cómo debía organizarse aquella Federación Europea –(…) sería superfluo que nos detuviéramos, porque no pudiendo prever las condiciones en que tendrán que surgir y actuar, no haríamos más que repetir lo que todos ya saben sobre la necesidad de órganos representativos, sobre la formación de las leyes, sobre la independencia de la justicia que sustituirá la actual– sino que se concentraron en propugnar sus principios básicos para que el nuevo orden que resultara de la II Guerra Mundial no se basara en hegemonías de cualquier tipo, ni en ordenamientos totalitarios y estuviera dotada de esa solidez estructural que no la pueda reducir a una simple Sociedad de Naciones (organización que, según ellos, ya había demostrado su inutilidad). Tales principios se pueden resumir en los siguientes puntos: ejército único federal, unidad monetaria, abolición de las barreras arancelarias y de las limitaciones a la emigración entre los Estados pertenecientes a la Federación, representación directa de los ciudadanos en los consejos federales, política exterior única.

Estas conquistas se lograrían, en opinión de Spinelli y Rossi, con la definitiva abolición de la división de Europa en Estados nacionales soberanos. El derrumbamiento de la mayor parte de los Estados del continente bajo la apisonadora alemana ya ha unido bajo la misma suerte a los pueblos europeos, que o todos juntos sucumbirán al dominio hitleriano o todos juntos entrarán, tras la caída de éste, en una crisis revolucionaria en la que no se encontrarán agarrotados y separados en sólidas estructuras estatales. Los espíritus están ya mucho mejor dispuestos que antes hacia una reorganización federal de Europa. La dura experiencia de los últimos decenios ha abierto los ojos a quien no quería ver, y ha hecho madurar muchas circunstancias favorables a nuestro ideal.

En conclusión, Il Manifesto propuso una serie de deberes para la postguerra basados en una reforma de la sociedad donde una Europa libre y unida es la premisa necesaria de la potenciación de la civilización moderna, de la que la era totalitaria representa una interrupción. (…) El camino que hemos de recorrer no es fácil, ni seguro. ¡Pero tenemos que recorrerlo, y lo recorreremos!


NB: como recuerda la propia Comisión Europea, el incansable federalista Altiero Spinelli se convirtió en un firme defensor de la causa federalista para una Europa unida. En este periodo criticó la falta de progreso en los esfuerzos por alcanzar la integración europea. Creía que la cooperación intergubernamental con plena soberanía nacional en organizaciones como la OCDE y el Consejo de Europa no bastaba. Por ello defendía a ultranza una mayor integración (…). En 1979 fue elegido diputado al Parlamento Europeo. Como diputado al Parlamento Europeo, volvió a aprovechar la  
oportunidad de defender su visión federalista de Europa (…). El 14 de febrero de 1984, el Parlamento Europeo aprobó por aplastante mayoría el «Proyecto de Tratado por el que se establece la Unión Europea», el denominado «Plan Spinelli». Aunque finalmente los Parlamentos nacionales no apoyaron el tratado, el documento sirvió de base para el Acta Única Europea de 1986, que abrió las fronteras nacionales para el mercado común, y para el Tratado de Maastricht de 1992 por el que se creó la Unión Europea (…). Altiero Spinelli falleció en 1986; el edificio principal del Parlamento Europeo en Bruselas lleva su nombre (*).

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...