En 1541, el impresor Simon de Colines y los libreros L'Angelier (los hermanos Arnoul y Charles) publicaron en París la primera edición en latín del libro Praxis eruditissima et absolutissima criminis persequendi [más conocido por su título abreviado: Praxis criminis persequendi] que incluía más de una docena de elegantibus aliquot figuris illustrata (es decir, que se ilustró con algunas bellas figuras, atribuidas al maestro xilógrafo François de Rohan). El autor de este precursor manual práctico para perseguir los delitos –considerado el primer código francés de derecho procesal– fue el abogado tolosano Jean Milles de Souvigny (ca. 1490-1563) que, durante el Antiguo Régimen, dirigió la fortaleza del Grand Châtelet (célebre tribunal y mazmorra parisina). La mayor singularidad de esta obra radica en su original estructura y su voluntad de servir como modelo para ayudar a los jueces que instruían un delito, Milles se inventó un hipotético asesinato cometido durante una emboscada nocturna y fue narrando, paso a paso, desde el levantamiento del cadáver hasta la lectura de la sentencia, cada una de las etapas del proceso judicial (en aquel momento, aún inquisitorial y no acusativo, como los actuales) y cómo debían documentarse las denuncias, los interrogatorios o los testimonios de los testigos.
NB: retomando esa idea de publicar un manual para instruir a los jueces en el ámbito procesal penal, en 1893, el magistrado austriaco Hans Gross publicó el libro Handbuch für Untersuchungsrichter, als System der Kriminalistik [que, a finales de aquel mismo siglo, Máximo de Arredondo tradujo al castellano como Manual del Juez para uso de los Jueces de Instrucción], acuñando para la posteridad el término "Criminalística".
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