lunes, 1 de abril de 2024

¿Qué es «la diplomacia del panda» [«Panda Diplomacy»]?

Las profesoras Rosas González, Magaña Huerta y Haro Barón, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), han contextualizado muy bien este buen ejemplo del «soft law» en el sistema de relaciones exteriores de la República Popular China [RPC]: (…) Los recursos del poder suave chino son aquellos elementos no coercitivos que distinguen al país de otros actores internacionales y lo vuelven excepcional. Entre los más destacados figuran: las vacunas, el idioma, el oso panda, la medicina tradicional, el cine, el deporte, el desarrollo tecnológico (como la 5G), y sus modelos de cooperación y desarrollo económicos. Dependiendo del ámbito de aplicación, es decir, si es dentro o fuera de la R.P. China, el gobierno utiliza instrumentos para que los recursos tengan la capacidad de atraer o movilizar a otros. Entre los más utilizados están: la diplomacia del panda; la propaganda; la diplomacia cultural; los institutos Confucio; las diplomacias educativa y/o parlamentaria; los Juegos Olímpicos; la diáspora china; la diplomacia corporativa de Huawei; la agenda verde de protección ambiental, de la fauna silvestre y biodiversidad; la diplomacia digital y la diplomacia para la salud global [1]. Y añaden: Históricamente, no hay en el mundo un símbolo político más representativo y exitoso que el icónico mamífero [1].

Sobre el origen del actual término de la «Panda Diplomacy» china, la profesora Rosas González ya había señalado al respecto que: Tras la creación de la RPC en 1949, el carismático mamífero fue empleado para fortalecer y/o consolidar los lazos políticos de Beijing [Pekín] con otras naciones, práctica que se mantiene hasta el momento actual. En la década de 1950, la dirigencia china comenzó a regalar pandas a países aliados. Entre 1972 y 1984, China obsequió pandas a las naciones occidentales, destacadamente a Estados Unidos. A partir de 1984 y hasta 1998, los pandas pasaron a formar parte de la estrategia china de “puertas abiertas” a la inversión extranjera y los entregaba solamente en préstamo, de manera que los carismáticos animales eran “rentados” a aquellos países prioritarios para la política exterior de Beijing. Para ello, se instituyó la firma de una especie de “contrato de arrendamiento”, y si en el lapso en que el, la, o los panda(s) que reside(n) en el zoológico de algún lugar del mundo tiene(n) un bebé (muchas veces nacen gemelos o hasta trillizos, como ocurrió hace un par de años en un zoológico chino), entonces el (o los) pequeño(s) es (son) propiedad de China. Los tiempos han cambiado: en la década de 1970, por ejemplo, Beijing se esmeraba por acceder al mundo. Hoy es al contrario: el mundo quiere acceder al mercado chino, uno de los de más alto crecimiento económico, justo en momentos en que impera la recesión en diversas latitudes y ante ello, la diplomacia del panda encuentra un escenario inmejorable en el que China primeramente externa a sus socios lo que desea de ellos, ofreciendo, a continuación, el préstamo de los icónicos mamíferos. Esta es una de las aristas del poder suave. A través de “la diplomacia del panda”, Beijing también logra mejorar su imagen internacional respecto a las acusaciones de ser una de las naciones que más contaminantes genera en el mundo. Otro tanto se puede decir de la “otra cara” de China, que si bien protege al panda gigante, también es uno de los principales destinos del tráfico ilegal de especies animales y vegetales amenazados a nivel mundial [2].


Algunos autores consideran que este recurso diplomático de regalar el icónico animal viene empleándose desde hace más de mil quinientos años: (…) es una práctica tradicional del gobierno chino desde la dinastía Tang: los pandas se han regalado a otras naciones como señal de amistad, un acto conocido como diplomacia panda [3]; en concreto, a finales del siglo VII d. C., la emperatriz Wu Zetian le dio un par [de osos pandas] al emperador japonés durante la dinastía Tang, y ese fue el comienzo de la diplomacia panda tal como la conocemos [4]; sin embargo, otros autores -como la experta en asuntos asiáticos Elena Songster- consideran que esta diplomacia surgió, en realidad, en la segunda mitad del siglo XX porque aquel ejemplo milenario de la Dinastía Tang no es más que un caso de creación involuntaria de mitos a través de un texto mal traducido e interpretado [5].

Por último, conviene recordar qué naciones han sido elegidas por las autoridades de Pekín para recibir una pareja de estos animales: Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Corea del Sur, Dinamarca, España, Estados Unidos, Finlandia, Francia, Indonesia, Japón, Malasia, México, Países Bajos, Reino Unido, Rusia, Singapur o Tailandia (con los datos aportados por el Servicio de Investigación del Congreso estadounidense (CRS).

Regalos chinos del oso panda gentileza de Yiran Zhang

Citas: [1] ROSAS GONZÁLEZ, Mª. C.; MAGAÑA HUERTA, P. & HARO BARÓN, T. R. “La ruta sanitaria de la seda y el poder suave de la República Popular China ante el SARS-CoV-2”. En: Foro Internacional, 2023, vol. 63, nº 1, pp. 88, 93 y 94. [2] ROSAS GONZÁLEZ, Mª. C. “El poder suave y la diplomacia del «panda»”. En: Revista Mexicana de Análisis Político y Administración Pública, 2016, vol. 5, nº. 1, pp. 163 y 164. [3] IP, K. “Democratic expression: architecture hijacks spectacle”. En: Thresholds, 2013, nº 41, p. 97. [4] KOE, A. L. “Panda Cunt, Bear Gall”. En: Manoa, 2014, vol. 26, nº 1, p. 152. [5] SONGSTER, E. Panda Nation. The Construction and Conservation of China's Modern Icon. Oxford: Oxford University Press, 2018, pp. 86 y 87.

PD: véase también la «diplomacia del elefante» [«Elephant Diplomacy»].

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