El Real Decreto 222/1988, de 11 de marzo –que modificó la anterior reglamentación de 1912 y 1922 sobre Rehabilitación de Títulos Nobiliarios– señaló la necesidad de reformar el procedimiento para reclamar el derecho de sucesión de un título cuando una de estas mercedes queda vacante, con el fin de restringir esta vía rehabilitadora dando mayor seguridad a la documentación aportada por los interesados (…) así como la necesidad de limitar la mencionada vía a supuestos excepcionales, conforme al origen de dicho instituto. Tradicionalmente se considera que dicho origen se remonta a 1369, cuando fue asesinado el rey de Castilla Pedro I el Cruel y su hermanastro, Enrique II el de las Mercedes –llamado así por los favores que concedía a todo aquel que lo apoyaba– accedió al trono. Imitando a la monarquía francesa, la nueva dinastía de los Trastámara se fue rodeando de una corte de nobles, ricos y poderosos a los que se denominó los Grandes de Castilla. Este sería el antecedente histórico de la llamada Grandeza de España, como máxima dignidad de la jerarquía nobiliaria de nuestro país que aún se mantiene en vigor.
Tras la Guerra de la Independencia, el 19 de octubre de 1815, Fernando VII creó la Diputación de la Grandeza de España y dotó a este órgano de un primer Reglamento. Posteriormente, los Estatutos de esa corporación institucional se modificaron el 21 de julio de 1915 y, en la actualidad, se rigen por una Orden del Ministerio de Justicia de 8 de octubre de 1999. Desde el 23 de marzo de 2012, el decano que preside la Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza de España es el Duque de Aliaga.
El órgano supremo de los Grandes y Títulos del Reino es la Asamblea de la Grandeza; mientras que su representación y dirección corresponde a la Diputación Permanente y Consejo de la Grandeza, formada por el decano, ocho diputados consejeros elegidos entre los Grandes, y otros ocho, entre los Títulos del Reino (existen títulos nobiliarios con y sin Grandeza).
Actualmente, el rey de España, en ejercicio del Art. 62.f) de la Constitución de 1978, puede conceder honores y distinciones mediante Real Decreto, demostrando su Real aprecio a quien estime que se lo merece por su dedicación o contribución; por ejemplo, al entrenador de la selección española de fútbol, Vicente del Bosque, al que nombró Marqués de Del Bosque, para sí y sus sucesores, en febrero de 2011.
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