Al igual que Franz Kafka, Jaroslav Hašek también nació en Praga, en 1883; los dos escritores trataron de vivir de sus obras pero acabaron trabajando en una compañía de seguros y ambos murieron, enfermos, a los 40 años: el primero de tuberculosis y el segundo de cirrosis. Durante su breve existencia, Hašek logró en vida un mayor reconocimiento social que su célebre paisano pero, con el paso del tiempo, la fama le llegó al autor de La Metamorfosis mientras que el hombre que era demasiado radical, excesivamente intuitivo y poco disciplinado –como lo describió su biógrafa Monika Zgustova– acabó siendo conocido, sobre todo en pequeños círculos políticos, por el Partido del Progreso Moderado Dentro de los Límites de la Ley que fundó en abril de 1911.
Después de fracasar en empleos muy diversos, el joven Jaroslav comenzó a frecuentar los círculos anarquistas de la capital checa que, por aquel tiempo, a comienzos del siglo XX, aún formaba parte del Imperio Austrohúngaro. Publicó sus primeros relatos, se casó con Jarmila pese a la oposición de sus suegros, tuvieron a su hijo Richard, se separaron y, cansado de la situación política y social de su época, decidió parodiarla con su habitual ironía y presentarse a las elecciones locales en la circunscripción del señorial barrio pragués de Královské Vinohrady («Viñedos Reales»), con un programa basado en cuatro palabras –moderación, progreso, límite y ley– que juntas, ideológicamente en una vasta unidad, anunciaban la tendencia general de su formación; donde obtuvieron 38 votos de treinta y ocho valientes que perseveraron y no se dejaron seducir por los nacionalsocialistas, los socialdemócratas o los defensores del Estado de Derecho. Si bien nos dieron una paliza, celebramos (…) que nuestra derrota en las últimas elecciones es solo un presagio de nuestras futuras victorias [HAŠEK, J. Historia del Partido del Progreso Moderado Dentro de los Límites de la Ley. Barcelona: La Fuga, 2015].
El estallido de la I Guerra Mundial, tras el atentado de Sarajevo, acabó con la incipiente carrera política de Hašek que fue reclutado por el ejército austriaco aunque, al final, se cambió de bando y combatió al lado del ejército ruso para defender los ideales comunistas. Hoy en día, una escultura en Praga lo recuerda con la misma irreverencia que demostró en vida: una estatua ecuestre donde el lomo del caballo ha sido sustituido por el mostrador de un bar con unas jarras de cerveza.
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