viernes, 22 de julio de 2016

El cargo de desospitador [precedente del médico legal]

En la Edad Media, gran número de personas de todo sexo y condición –de forma exclusiva o circunstancial– se dedicó, con muy variada fortuna, al ejercicio del arte de curar (…) La inmensa mayoría de los que integraban las filas de sus adeptos –charlatanes, curanderos y curanderas, viejas, monjes, rústicos, boticarios, herbalistas, etc.– carecía del adecuado –y esperado– conocimiento de la ciencia médica (…) Frente a las nada fiables prácticas de estos empíricos, la clase de medicina que se había configurado durante los siglos XI, XII y primera mitad del XIII y que se incubará en el seno de los llamados studia generalia, comienza a propagarse por Europa con rapidez. En ciertos países de la mediterránea, la eficaz transmisión y propagación de esta medicina, académica e institucionalizada, constituye un factor capital en la introducción –por parte de las autoridades locales y nacionales– de una serie de medidas legales tendentes a poner coto a los desmanes cometidos por aquéllos. En ese contexto, al investigar el ejercicio de la Medicina en la Castilla bajomedieval, el profesor Amasuno Sárraga [1] incluye una singular referencia: Juan II de Aragón, en 19 de abril de 1476, nombra “desospitador” de la ciudad y reino de Valencia a Luce Pardo, a instancias del prothomedicus real, Joan de Ribesaltes.

En relación con este cargo de etimología aún incierta –por ese motivo, a veces aparece mencionado como “dessospitador”, en catalán y valenciano, o “desospechador”, en castellano– existe una bibliografía especializada sorprendentemente amplia; por ejemplo, el cometido de este profesional, según la profesora Gallent Marco, podría ser semejante al del actual forense, puesto que (…) el médico o cirujano que lo ostente será requerido por la justicia para ejercer un peritaje en la valoración de heridas, desfloraciones y otros casos en que sea necesaria su opinión autorizada [2]. Para Pardo Tomás, los tribunales de justicia precisaban de médicos y cirujanos para sus peritajes y, en ese marco, nos encontramos con la figura del desospitador, tanto médico corno cirujano, oficio de nombramiento real que se encargaba de los peritajes solicitados por los tribunales de justicia del Reino, con sede en la ciudad [3]. Por último, para la profesora Cavazzini, la figura del denominado “desospechador” podría ser clave para dar cuenta de la particular situación valenciana en el siglo XVI. Se trata de una figura que aparece ya desde el siglo XIV mencionada en los archivos valencianos, y que, bajo otra denominación, se encuentra presente -en tanto perito médico “al servicio” de la justicia-, en las ciudades de Bologna [Bolonia] y Venecia [4].

En diversos documentos que se conservan en el Archivo del Reino de Valencia, se menciona esta figura, precedente del médico legal moderno [4]; así, el 8 de enero de 1460, el rey Juan II de Aragón confirmó en su puesto de desospitador al mestre Johan Ferragut; y, a finales de la siguiente centuria, en 1597, el doctor Jaime Honorato Pomar (ca. 1550 - 1606) fue nombrado desospitador de la Ciudad y el Reino de Valencia, importante cargo de carácter fundamentalmente médico-legal [5].

Citas: [1] AMASUNO SÁRRAGA, M.V. Medicina ante la Ley. Valladolid: Junta de Castilla y León, 2002, pp. 13-14 y 150. [2] GALLENT MARCO, M. “Precedentes medievales de la medicina legal: la dessospitació en el Reino de Valencia”. En Saitabi, nº 50, 2000, pp. 11 y 12. [3] PARDO TOMÁS, J. “El control de las profesiones y ocupaciones sanitarias en una ciudad renacentista: la Valencia del siglo XVI”. En CSIC, p. 50. [4] CAVAZZINI, E. El rol del “desospitador”: una aproximación a la relación entre medicina y justicia en el siglo XVI valenciano”. En Fundación para la Historia de España IX, 2009, p. 215. [5] LÓPEZ PIÑERO, J. M. El Códice Pomar. Valencia: Universidad de Valencia-CSIC, 1991, p. 27.

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