viernes, 1 de julio de 2016

La Casa de los Niños Toribios de Sevilla

Bartolomé Murillo
Niño espulgándose (ca. 1650)
El 5 de noviembre de 1766, el padre mercedario Fray Gabriel Baca, publicó en Madrid su obra Los Thoribios de Sevilla [1], con el elocuente subtítulo de Breve noticia de la fundación de su hospicio, su admirable principio, sus gloriosos progresos y el infeliz estado en el que en el presente se hallan; en donde narró la fundación, erección y progresos de la Casa de Niños desamparados, que en Sevilla se conocen con el nombre de los Thoribios. En la primera sección, el autor de la Orden de la Merced explica que por los años del Señor de 1724, vivía en Sevilla Thoribio de Velasco, natural de la parroquia de San Pedro de Pineres del Concejo de Haller en el Obispado de Oviedo, hombre iliterato, pobre, desvalido y de ninguna recomendación de su persona, cuya ocupación era vender algunos libritos devocionarios y otros piadosos de poco valor por las calles y las plazas, socorriendo humildemente las necesidades de esta vida con la escasez, que podía permitir la ganancia de su pobre mercancía (…). El montañés veía en las calles y más freqüentemente en las plazas una bien o mal crecida multitud de muchachos de todas las edades, que entregados à una perpetua ociosidad, vivían poco menos que brutos, olvidados de su cuerpo y de su alma (…) sin sujeción à Padres, à Maestros, ni à Parientes, se iban criando para ser la corrupción y el escándalo de la República [este concepto debemos entenderlo en el sentido actual de Estado].

Como ha contextualizado la profesora Montero Pedrera, la Sevilla del siglo XVIII sufría problemas similares al resto de España, pero agravados por el traslado de la Casa de Contratación a Cádiz, lo que conllevó la supresión en la ciudad [d]el monopolio del comercio con las Indias. Este hecho produjo una gran crisis económica y un aumento alarmante de la pobreza. Numerosos niños vagaban por las calles sin protección, sin alimentar, la mayoría de las veces a medio vestir y empleando su tiempo en fechorías, sin asistir a la escuela, porque en estas fechas no era asunto del Gobierno, sino obra de beneficencia o negocio privado en manos del gremio de maestros (…). En esta situación es cuando se produjo la creación de los Niños Toribios [2].

El padre Baca continúa su relato afirmando que la situación de aquellos pequeñitos, que se iban criando en estas universidades de la maldad, era una penetrante espada que, al caritativo Toribio, le partía su piadoso corazón; y para poner remedio eficaz a tantos males se le ocurrió la idea de un Hospicio General en donde recoger y educar en santo temor de Dios à tantos desvalidos (…). Nuestro piadoso hermano hizo su primer ensayo en su propia casa, en la calle Peral, situada en el vecindario de Omnium Sanctorum, donde vivía gente humilde y pobre. Muy pronto, aquella vivienda se quedó pequeña para atender a tantos chicuelos y el padre tuvo que arrendar un corralito en el barrio de San Martín en julio de 1725, donde los padres, gustosísimos y agradecidos, le enviaban a sus hijos para que les enseñara la Doctrina Christiana.

Apreciando su labor, algunos sevillanos comenzaron a darle ducados para que comprase cartillas y libros con los que instruir a los infanticos en su escuela y hacer frente al notorio incremento del número de menores que atendía en su desamparada grey, porque de los dieciocho iniciales superó muy pronto el centenar. Su zelo pastoral le permitió contar con el apoyo del Arzobispado hispalense y, sobre todo, del Conde de Ripalda, Cavallero verdaderamente justo, para abrir su humilde Escuela para los Niños desamparados, en agosto de 1726, con el fin de apartarlos de aquella libertad licenciosa en que vivían, habituándolos à alguna leve sujeción, que los fuera disponiendo para la total reclusión; así se evitaba que crecieran en la malicia y llegaran a ser perjudiciales para la sociedad.

Anónimo | Sevilla en el siglo XVIII (1726)

En opinión del profesor Cámara Arroyo [3], la institución de los Toribios de Sevilla fue un modelo de reforma y corrección de los menores delincuentes y un antecedente de los centros de reforma y de los actuales centros de internamiento de menores.

PD: sobre la protección de los menores, véase la entrada sobre la figura medieval valenciana del del «Padre de los Huérfanos» [«Pare d’Òrfens»].

Citas: [1] BACA, G. Los Thoribios de Sevilla. Madrid, 1766. [2] MONTERO PEDRERA, A. Mª. Un antecedente de bienestar social en el siglo XVIII sevillano: el Colegio de los Niños Toribios. En Cuestiones pedagógicas: Revista de ciencias de la educación, nº 12, 1996, p. 123. [3] CÁMARA ARROYO, S. Sistema penitenciario e internamiento de menores. Madrid: BOE, 2011, pp. 120 a 128.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...