En 1933, el arqueólogo Casto Mª del Rivero publicó en Madrid una obra titulada El lapidario del Museo Arqueológico Nacional: Catálogo ilustrado de las inscripciones latinas (*). En su preámbulo [p. XI] recuerda que, en la Hispania romana, la división de la Península [Ibérica] en conventos jurídicos tenía carácter judicial, en cuyas capitales se reunía el tribunal correspondiente; como, por ejemplo, el convento cartaginense, ubicado en Cartago Nova [actual ciudad de Cartagena] e integrado en la provincia Tarraconense [con capital en Tarraco (Tarragona)]. Para del Rivero, el lugar del hallazgo de una inscripción era de tanta importancia que ese fue el criterio que le sirvió de fundamento para ordenarlas. Una de aquellas lápidas, la que reproduce en la pág. 85, es una piedra de jaspe gris procedente del Castillo de la Concepción, situado en la estratégica colina del mismo nombre que domina Cartagena y que inventarió con el número 16486 en los fondos del Museo Arqueológico Nacional (MAN).
La singularidad de dicha lápida funeraria –de 53,5 x 80 x 20 cm.– radica en las tres líneas de su texto: esta disposición gráfica –con letras de tamaño mucho mayor en la primera línea que en las otras dos– marca una separación clara entre la parte en prosa y la parte métrica de la inscripción [1]. Dice así: M. Oppius M. f. Foresis ars hic est sita, flet titulus se relictum [Traducido sonaría así: «Marco Oppio, hijo de Marco. El arte del foro aquí está enterrado. Llora la inscripción por haber quedado abandonada»] [2].
Es decir, nos encontramos ante el epitafio sepulcral de un abogado cartagenero que ejerció en el foro del convento jurídico de su ciudad hace veinte siglos (entorno al s. I d.C.) y que incluye su nombre, el elogio del difunto y el lamento por su muerte; la estructura habitual de una dedicatoria conocida como epigrama funerario. Probablemente, se trate de uno de los documentos españoles más antiguos que haga referencia a la profesión de la abogacía.
Cita: [1] HERNÁNDEZ PÉREZ, R. “El epitafio poético del abogado Marco Oppio (CIL II 3493, ad CLE 224: Carthago Nova). En Faventia, 19/2, p. 99. [2] Ob. cit. p. 98.
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