lunes, 17 de febrero de 2025

El sistema político del mandala

El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define así el término «mandala»: En el hinduismo y en el budismo, dibujo complejo, generalmente circular, que representa las fuerzas que regulan el universo y que sirve como apoyo de la meditación. Y añade su origen etimológico: procede del sánscrito [Lengua del grupo indio, derivada del védico, que se habló en el norte de la India desde fecha antigua hasta el siglo III a. C. y que después continuó existiendo como lengua escrita de las religiones, la literatura y el pensamiento (RAE)] donde la voz mándala significa 'disco' o 'círculo'. Con ese significado, hoy en día, se han popularizado los libros y cuadernos de dibujo con representaciones geométricas o de animales para colorear donde los mandalas se conciben como una pieza terapéutica antes que artística, que nos facilita la conexión con el propio ser para desarrollar habilidades emocionales, cognitivas y sociales [1]; pero, en el Sudeste Asiático, existen otras acepciones que se emplean para designar el desarrollo urbano de los centros de poder -una concepción del espacio que no está definido por un límite nítido sino por una relativa proximidad al centro [2]- y, por extensión, hasta qué distancia ejerce su soberanía.

Es decir, hasta la llegada de los europeos en el siglo XIX con sus prototipos arquitectónicos y sus propios sistemas administrativos, la estructura de las principales ciudades-estado de la región de Indochina e Indonesia -como Bagan (Reino de Pagan; actual Birmania), Ayutthaya (Tailandia), o Angkor (Camboya)- se organizó de forma consciente con el diseño de un diagrama geométrico rigurosamente simétrico que integró los mandalas en el trazado de sus calles y la disposición de los edificios para replicarlos en el paisaje urbano a modo de metáfora mística [3]; y, cuando aquellas capitales alcanzaron su mayor apogeo, su radio de influencia se extendió en círculo por todo su entorno -un nuevo mandala- conformando un área donde convivieron poblaciones diversas unidas bajo una misma identidad [2].


Por ejemplo, en la antigua Siam, el Reino de Ayutthaya no era un estado unificado, sino que consistía en una red de principados y estados tributarios autónomos que juraban lealtad al rey. Este tipo de sistema, que Charles Higham denominó sistema mandala, funcionaba mejor en épocas de prosperidad y calma; sin embargo, resultó ser especialmente frágil durante los períodos de sucesión real. El resultado a menudo llevó a que los gobernantes y dignatarios locales compitieran por el poder y a la fractura de la red de alianzas del monarca. En el siglo XVIII, Ayutthaya perdió gradualmente el control sobre sus provincias, lo que resultó ser un factor importante en su derrota final y destrucción a manos de los birmanos en abril de 1767 [4]. Por alusiones, el arqueólogo e historiador británico Charles Higham consideró a la ciudad camboyana de Angkor y al fundador del Imperio Jemer (s. IX) como el corazón del “mandala system”: Así como se expandió bajo [el rey] Jayavarman II atrayendo adeptos y amedrentando a una nube de centros menores para que se convirtieran en vasallos, también pudo contraerse cuando los líderes locales buscaron protección bajo un señor supremo alternativo y sus miembros adoptaron nuevas creencias [5].

De regreso a Siam, como decíamos, el Reino tailandés (...) era (...) una trama de principados con gobierno propio y provincias que tributaban y eran leales al rey de Ayutthaya bajo el sistema mandala. Estos estados eran gobernados por miembros de la familia real de Ayutthaya quienes tenían sus propios ejércitos y se hacían la guerra entre ellos. El rey tenía que estar atento para prevenir alianzas de príncipes en su contra o alianzas con los enemigos de Ayutthaya. Siempre que la sucesión estaba en disputa, los gobernadores principescos reunían a sus fuerzas y se trasladaban a la capital a hacer oír sus reclamos [6].


En ese «sistema mandala», su organización implicaba la lealtad de entidades menores a entidades mayores, es decir, de aldeas a ciudades y de ciudades a una corte y, a veces, a un rey. Esta es la estructura de mandala, que en los principados de Tai tomó la forma más específica de un mueang. Las relaciones en un mueang se caracterizaban principalmente por el intercambio de tributos y mano de obra a cambio de seguridad. El ban [la aldea, como ente administrativo más pequeño] mantenía vínculos de dependencia con un centro urbano, o incluso con un principado. Cada capa de la estructura por encima del ban puede denominarse mueang [7]; y, a veces, como sucedió con el Reino de Patani (un sultanato malayo) en el s. XIV se encontró bajo la influencia de dos poderosos centros cercanos: el del reino tailandés de Ayutthaya y el del vecino Sultán de Johor (actual Malasia).

Como señala el profesor Ramírez Ruiz, citando al diplomático estadounidense Henry Kissinger: La jerarquía, no la igualdad soberana, fue históricamente el principio organizador de los sistemas internacionales de Asia. Este es el punto clave para entender este concepto de las fronteras de Asia. El poder se demostraba en la deferencia mostrada a un gobernante y a las estructuras de autoridad que, reconocida su supremacía, no en el trazado de fronteras específicas sobre un mapa [8]; es decir, la soberanía de un Estado se ejercía hasta allí donde irradiaba su poder.

Citas: [1] FRASCARELLI, M. (Ed.) La magia del mandala. Creatividad y equilibrio emocional. 2024. [2] BAKER, C. & PHONGPAICHIT, P. A History of Ayutthaya: Siam in the Early Modern World. Cambridge: Cambridge University Press, 2017, p. 209. [3] VAN ROY, E. “Rise and Fall of the Bangkok Mandala”. En: Journal of Asian History, 2011, vol. 45, nº ½, pp. 85 y 86. [4] ROD-ARI, M. “Beyond the Ashes: The Making of Bangkok as the Capital City of Siam”: En: CHRISTIE, J. J.; BOGDANOVIĆ, J. & GUZMÁN, E. Political Landscapes of Capital Cities. Boulder: University Press of Colorado, 2016, p. 160. [5] HIGHAM, C. The archaeology of mainland Southeast Asia: from 10,000 B.C. to the fall of Angkor. Cambridge: Cambridge University Press, 1989, p. 355. [6] RUSPOLI, C. E. Orientalia. Antropología, cultura, religión, historia y leyendas de Oriente. Palibrio, 2012, pp. 302 y 303. [7] THONGSAWANG, S.; REHBEIN, B. & CHANTAVANICH, S. “Inequality, Sociocultures and Habitus in Thailand”. En: Sojourn: Journal of Social Issues in Southeast Asia, 2020, vol. 35, nº 3, p. 512. [8] RAMÍREZ RUIZ, R. "Las fronteras de Asia. Estados y territorios en disputa". En: Relaciones Internacionales, 2024, nº 57, p. 221.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...